Creatividad

Una publicación

Para ser de los primeros debía madrugar, aunque eso no fuera lo suyo, sin embargo, ese día estaba ahí, esperando a que llegara el encargado de darle un pedacito de felicidad que leería y, más adelante, comentaría con sus paredes.
Se había vuelto asiduo a estar ahí cada miércoles, lo que empezó siendo una simple afición se fue convirtiendo en algo importante, llegando al punto de sentir que le faltaba algo si no la tenía en las manos.
Cuando la compró por primera vez —lo recordaba claramente—, fue un domingo, al pasar junto al quiosco le llamó la atención una imagen impresa. Se acercó, la analizó y preguntó a un tipo que estaba leyendo los titulares, quién era aquel personaje, el silencio fue la respuesta, quedando con más dudas que al inicio.
Igual si aparecía en aquella portada era alguien importante, un político, un filósofo o, en su defecto, un artista, quizás esto último era lo más probable, no tenía demasiado bagaje cultural, pero sus exiguos conocimientos, le permitían jugar con alguna de las afirmaciones.
No se quiso quedar con la duda, ya que no hay preguntas tontas, sino, tontos que no preguntan.
Se acercó al quiosquero y le formuló la misma pregunta que al tipo anterior, este, con ínfulas de tener más conocimientos, le soltó el comentario,
—¿Cómo no vas a saber quién es? —de soslayo lo estaba llamando ignorante, lo captó, pero no quiso seguir por ahí.
—Aunque no lo creas es la primera vez que lo veo, ¿es famoso?
—Es más que famoso, es un tipo hecho a sí mismo, que es reconocido a nivel mundial, con decirte que una vez un colega se hizo firmar un libro y este sintió lo que era estar delante de un ser superior.
Esto último no le entraba en la cabeza, como podía ser posible que hubiera seres superiores a otros, además ¿no decían acaso que todos éramos iguales?
—¿Cómo qué superior?
—Es algo metafórico, chaval, no es para tomárselo al pie de la letra.
Le jodió quedar como un tonto, pero estaba interesado en saber quién era aquel que aparecía en esa página, por ese motivo no lo exteriorizó.
—Es el mejor escritor con el que contamos, suele salir en la televisión, también da conferencias en distintos centros. Hoy como es el aniversario de una de sus obras más famosas, en ese número que ves ahí —señaló en dirección a su expositor— le hacen un homenaje.
Esto hizo crecer su curiosidad, ¿valdría la pena comprarla?
Preguntó cuanto valía, pensaba llevársela, pues contaba con algunas monedas en el bolsillo.
—Este número, por ser especial, vale….
Le pareció un precio prohibitivo, ni sumando toda la calderilla de su bolsillo podría adquirirla.
—¿Qué cara se cotiza la revistita? —expresó.
—Se debe a que, como te dije, es especial y trae más páginas. Usualmente, su precio normal es de….
Aunque no dejaba de ser elevado para su economía, le parecía más asequible.
En ese momento se sintió desolado, quería esa publicación, pero no contaba con el dinero, igual podría solicitarlo en casa, pero no eran partidarios de gastar en esas tonterías, llenan de mierda la cabeza —afirmaban.
Le expuso su problema al vendedor, este le expresó que no se preocupara, ese tipo de publicaciones no solían agotarse pronto, incluso le explicó que tenía en su almacén varios números atrasados —sintió apaciguada su impaciencia, pero no del todo.
Antes de irse le dijo que volvería tan pronto como pudiera para llevarse la revista y le pidió encarecidamente que no la vendiera —sin conocerlo de nada.
Lamentó —mientras se retiraba— no contar con el dinero necesario.
En casa comprendió que era necesario ser práctico, miró a todas partes y no vio nada de valor, nada vendible. Tras esa primera opción, pensó en que lo mejor sería conseguirse un trabajillo de fin de semana, sería suficiente. Tenía un familiar que estaría encantando de hacerle un lugar en su empresa. De este modo fue como consiguió la suma necesaria.
En esta tesitura, rogaba para que le hubieran reservado el número.
Se imaginaba que, tras leerlo, sus ansias por saber más se desbordarían, descubriría la posibilidad de estudiar algo que no estuvo en sus planes, debido a la poca salida laboral que tenía, pensaba en dedicarse a algo con más caché.
Sin embargo, esto era una simple elucubración, de repente, aquella publicación, estaba sobrevalorada, no valía la pena y se arrepentiría de haberla comprado, pero no lo sabría hasta que la adquiriera, la abriera y consiguiera desentrañar sus entresijos.
Siguió pensando en más cosas, mientras estaba en su cuarto, tan pronto como amaneciera iría a comprarla, lamentaba que aquel negocio no estuviera abierto las veinticuatro horas, como en los aeropuertos —pensó.
No durmió bien aquella noche, dio vueltas en la cama, parecía que el tiempo pasaba lentamente y que demoraba en amanecer, cuando aún se estaba lamentando, notó ruido en la calle, por eso no tardó en levantarse, se vistió y salió en dirección al quiosco.
Miró su reloj, faltaba poco, a pesar de que aún no aclaraba del todo, pudo percibir que a lo lejos alguien se acercaba —sus ansias aumentaron— en un lapso corto tendría aquella revista en sus manos.

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