Creatividad

Viviendo de alquiler

Mientras observaba como anotaba su nombre en un papel, pensaba en lo rara que resultaba la escena, en lugar de introducir sus datos en un soporte más fiable, cogió un pósit que, probablemente, terminaría en una papelera.
Desde hacía varios días tenía planificado ir a una de estas inmobiliarias, pero, por distintas circunstancias, no pudo. Hasta que un día, mientras se dirigía a la plaza, al ver una abierta decidió entrar.
Era un día de descanso, se levantó tarde, como no tenía nada decente para desayunar en casa, se decantó por ir a un sitio que había visto por Internet.
Al entrar en la agencia le pareció un tanto desordenada, igual se veía mejor desde fuera o, por lo menos, más pulcra. Tras este análisis se encontró con un encargado que lo invitó a pasar, esperaba que le mostrara un porfolio con imágenes de todos los pisos disponibles en su agencia, las posibilidades que ofrecían y más, sin embargo, lo único que hizo fue encender un ordenador desde donde accedió a un portal de alquiler. Mientras le indicaba lo que tenía en la pantalla, le comenzó a explicar lo que aparecía, un pequeño piso ubicado a pocos bloques, no muy grande pero acogedor, eso sí, le dijo, no está amueblado, algo que para el caso era irrelevante. En esa tesitura, le dijo el presupuesto del que disponía, acorde al de los pisos de ese barrio, no tenía expectativas por encontrar algo barato.
Tenía claro que su deseo era quedarse por la zona y se lo hizo saber al agente, no obstante, parecía que era nuevo o no la conocía muy bien, pues le dio el nombre de dos calles que no existían, quizás fue un lapsus o no estaba centrado en lo que estaba haciendo.
Cuando esperaba que le mostrara otras opciones el agente le solicitó sus datos y le indicó que llamaría apenas tuviera algo que se ajustara a sus preferencias, para esto le pidió su teléfono y nombre, en ese momento notó que cogía un pósit para apuntar, al terminar le repitió que en cuanto tuviera algo lo contactaría.
Al salir de ahí se quedó con la idea de que el papelito terminaría en la basura, no era complicado deducirlo, simplemente se desprendía de la actitud del encargado que no aclaró en nada las dudas que tenía, más bien lo dejó confundido.
Durante el trayecto pensaba en su reciente experiencia, el empleado si hubiera querido habría guardado sus datos en el ordenador, o en el sitio en donde almacenaran la información de los posibles clientes, no en un papelillo que podía terminar en cualquier parte, quizás era nuevo —se repitió—, por eso obvió algo tan esencial.
No había terminado de elucubrar esto cuando llegó a la plaza, una vez ahí buscó el sitio de Internet. Mientras degustaba el desayuno, sentado en una terraza, pensaba si se habría cumplido su suposición, si el pósit estaría en ese momento en el tacho de la basura o lo llamarían, en todo caso eso lo confirmaría durante los siguientes días, no obstante, ya había dado el paso, sería cuestión de seguir buscando.

APP

300

Dos