Creatividad

Buscando un título

Había escrito, según él, el mejor texto que se pudiera haber redactado, sin embargo, al momento de cerrarlo le entraron dudas, ¿cómo lo titularía?, tendría que poner algo acorde a su nivel, nada de ideas enlazadas al azar, tendría que ser uno que dijera: vosotros estáis ante el escrito de los escritos, en donde no encontraréis alusiones infames, ni historias que se le parezcan, pues, aquí, tendréis a vuestro alcance algo más que una ficción.
Dar con un encabezamiento que englobara todas esas ideas en su interior era una tarea difícil. Así lo descubrió cuando, sopesando cómo denominar su creación, comenzó a probar con distintas fórmulas, ninguna encajaba con la imagen que tenía en su mente. En ese instante se le ocurrió inventar una palabra, una que nadie hubiera escuchado antes, más no siguió por ese camino, porque tendría que poner a pie de página una nota especificando lo que significaba. Odiaba, como lector, remitirse a la parte inferior de una página para entender lo que estaba leyendo (¿acaso no tendría que ser suficientemente diáfano lo que se estaba tratando de decir como para tener que explicar lo que significaba?).
No solo bastaba con crear una palabra, tendría que crear todo un conjunto de signos y caracteres, pues consideraba que, si creaba una, esta debería de tener un mar de referentes para que encajara en un conjunto semántico, una lengua nueva con forma y fondo, con un marco referencial que fluyera como un río.
Cambiar el nombre a las cosas que conocía sería una completa revolución, pues haciéndolo, en cierto modo, cambiaría su esencia. Sabía que muchos escritores habían inventado lenguajes nuevos para resaltar sus ficciones, cuando se leían resultaban fascinantes, al sumergirse en ellos se perdía por completo la noción de lo que pasaba en el mundo real. Recordaba que, durante un tiempo, leyó toda una serie de aventuras con las que terminó dominando un lenguaje nuevo, pero lo aprendido solo le servía a él, no podía cotejarlo con nadie más. Las veces que lo usó con los que tenía cerca, era considerado el friki del lugar.
Por eso tendría que demostrar más habilidad, no planificar que el uso de su creación naciera y muriera dentro de unas páginas, quería que se hiciera de uso popular… Se dedicaría a enseñarlo, daría clases gratuitas, hasta que todos lo hablaran.
Mientras estaba meditando en ello, revisó lo que había escrito, solo necesitaba un título a su altura. Resultaba difícil en la actualidad conseguir uno que impactara, todos los buenos títulos habían sido cogidos, pensaba en los de los grandes clásicos, ¿quién podría competir con ellos?, era difícil, si por lo menos hubiera nacido unos cien años antes, podría haber elegido dos o tres impactantes. Cavilaba en el libro que tenía como el mejor que había leído, ese sí encajaba con lo que buscaba, tras darle vueltas cayó en que si lo utilizaba cometería plagio. Podía usar la fórmula de llamar homenaje a su reproducción, pero esas cosas no colaban, las copias eran plagios.
No obstante, podía alterarlo utilizando palabras diferentes, para que simplemente mantuviera un aire de similitud, pero nada más, en el caso de que algún osado lo percibiera, podría decir que lo hizo inconscientemente, así como muchos que fueron pillados.
Si hubiera nacido cien años antes podría haber cogido el título que necesitaba, pero en su época todo había sido inventado, todas las buenas obras habían sido escritas, ya nadie escribía clásicos, todos se habían conformado con no poder alcanzar a los grandes creadores, por eso guardaban su lugar, sin tantas expectativas, sin tener la mínima intención de acercarse a esos referentes.
Pero él tenía la leve sospecha de tener algo bueno entre las manos, por eso lo denominó lo mejor que había escrito, sin tantas florituras.
Tras recorrer mentalmente cientos de opciones y no encontrar ninguna, se dijo que lo del lenguaje inventado sería un coñazo, no tendría suficiente tiempo para elaborarlo, el trabajo no se lo permitiría, si solo se dedicara a escribir, quizás sería factible, pero en su situación no era posible, era una utopía, no podía estar horas de horas buscando significados.
Tras meditar sobre todo esto, estaba como al inicio, sin título, sin inventiva y cada vez con menos ideas.

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