Opinión

Espíritus rotos

El puente, obra dirigida por Bernhard Wicki y estrenada en 1959 nos adentra en la vida de una pequeña ciudad bávara durante los últimos meses de La Segunda Guerra Mundial, en 1945. Los aliados están adentrándose con pie firme en territorio alemán encontrando cada vez, conforme van ganando posiciones, menos resistencia. En tales circunstancias un grupo de siete adolescentes son llamados a engrosar las filas del ejército teutón, pues ya no quedan adultos aptos para el servicio militar. Estos reciben con ilusión la convocatoria, podrán participar del gran conflicto armado, además demostrarán el amor a su patria. Sin embargo, descubrirán que sus ideas románticas chocarán de golpe con la realidad, en solo 48 horas se les cae la venda de los ojos, la guerra no es lo que esperaban.
Die Brücke es un alegato en contra de la guerra debido a que muestra su sinsentido, hace hincapié en el dramatismo y en lo insustancial de las muertes que se producen en los combates. Por eso, durante su metraje, expone lo absurdo de defender un objetivo intrascendente y añade que no era un punto estratégico (lo recalca varias veces), pero el engaño puede más, haciendo que unos idealistas desinformados lo defiendan como si se tratara de Berlín.
Curiosamente el uso del puente, como leitmotiv de la cinta, nos puede dar cabida para tomar esta construcción como una metáfora, el paso de la juventud a la edad adulta, y lo drástico de este proceso cuando se queman etapas, no se puede pasar, sin más, de tener un juguete en las manos a empuñar un arma.
Al relatar el paso de la vida sosegada de unos muchachos, en su pueblo, a la vida intranquila en el frente bélico, en poco menos de dos días, dibuja el problema que sufrieron aquellos que fueron empujados a participar en una contienda dirigida por seres sin escrúpulos, beneficiándose de su idealismo y del poco conocimiento que tenían acerca del alcance de los conflictos armados.
Esta obra no es de las más conocidas dentro del género bélico, tal vez porque se sale un poco del esquema de estas, no hay un héroe al que admirar, debido a que en su desarrollo da más énfasis a la problemática humana, manifestando que, en una contienda militar, no hay ganadores, solo vencidos. Todos sufren la violencia y se ven afectados por lo que conlleva verse dentro de ella, es así que la última toma nos deja claro el mensaje de esta producción, la guerra es sinónimo de destrucción y muerte. En el papel algunas ideas pueden resultar atrayentes, sin embargo, al ser llevadas a la práctica, vivirlas sobre el terreno, no resultan tan atractivas, ya que la realidad no se basa en ficciones, por eso destaca esta realización.
La sencillez de su propuesta, así como la naturalidad de sus representaciones, hacen de El puente una obra destacable, deja de lado la hipocresía y muestra sin filtros la forma en la que los gobiernos dictatoriales manipulan a sus ciudadanos y el valor que estos tienen para ellos, pues a la hora de la hora les da igual lo que pueda sufrir su población.

Lume

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