Opinión

Apariencias

Hace poco, en el año 2020, estrenaron un documental que abordaba el tema de los niños actores, sus altibajos y el modo en el que eran descartados una vez que crecían, ya que cumplían su ciclo, dejaban de encandilar al público, convirtiéndose en juguetes rotos, que a la postre, les provocaba una serie de problemas, por este motivo se hundían, no podían soportar su nueva realidad, les resultaba difícil entender la razón de ser marginados por una industria que se sirvió de ellos para agenciarse ingresos. Este documental, «Los niños de Hollywood», fue dirigido por Alex Winter.
Estamos acostumbrados a ver a estos actores como objetos que están ahí para entretenernos, incluso llegamos a olvidar que son seres de carne y hueso, sufren como todos y la mayoría de las veces se ponen delante de la cámara, no porque les apetezca, sino porque son obligados por sus padres o agentes, los cuales los presionan y solo se preocupan por el beneficio que pueden obtener, llegando a niveles insospechados por satisfacer su ambición, el crío es solo un medio para generar riqueza.
Los distintos testimonios que nos muestran destacan dentro del documental. Los entrevistados confluyen en el mismo punto, no estaban ahí por decisión propia y que, a pesar de mostrarse felices delante de la cámara, esto no era así, era una época de la que no tenían gratos recuerdos, es más, la quisieran olvidar, pues solo sabían que debían trabajar, aunque no entendieran qué significaba.
Así pues, estos testigos, viéndolo en retrospectiva, comprendieron que no eran quienes decidían, simplemente les decían los que debían hacer, siendo simplemente unas marionetas sin voz ni voto, manipulados por seres sin escrúpulos. Algunos agregaban que llegaron a sufrir abusos, siendo los más graves los de índole sexual, en su situación era difícil denunciarlos, porque al hacerlo se les cerrarían las puertas de la industria cinematográfica.
Estos actores, al ser encasillados en esa etapa de su vida, se veían limitados a la hora de intentar acceder a nuevos papeles, pues los estudios preferían que se mantuviera intacta su imagen infantil, pueril, igual a la de cuando se convirtieron en estrellas, arguyendo que nadie los quería ver como adultos, de otro modo romperían la magia.
Tras ver este documental la sensación que deja es de impotencia y, en consecuencia, deja claro que esos niños que participan en la industria de divertimento, se saltan etapas fundamentales de su desarrollo, convirtiéndose en seres rotos que sobreviven, más que vivir, el resto de sus días.
La producción recalca que el mundo en el que crecen es de apariencias, falso, todos los que los rodean solo piensan en ganar dinero, dinero que muchas veces no ven por ser menores de edad.
En resumen, es una buena realización que nos muestra que detrás de todo niño actor hay un padre, o agente, que toma las decisiones por él y aunque diga que está ahí por su propia voluntad, en realidad lo hace por satisfacer el interés de aquellos que dicen quererlo.

Lume

Agli