Opinión

Pasiones comunes

Años cincuenta en Coney Island, Estados Unidos, lugar de encuentro de miles personas, en dónde se desarrollan historias con diferentes fondos, cada una marcando de forma singular al sujeto receptor de todos esos eventos, a partir de ahí todo se convierte en recuerdos, ese será el punto de partida de nuestra aventura. Nuestro narrador nos muestra cómo se divertían en aquellos años, desarrollando durante el relato su fijación con esa época, haciéndonos empatizar con las circunstancias, producto de los avatares de la vida y las bromas del destino.
Wonder Wheel, un instante grabado en la memoria de sus personajes, nos muestra escenarios idealizados en una fotografía portentosa. Dirigida por Woody Allen y estrenada en diciembre de 2017, nos propone la historia de una mujer de mediana edad, interpretada por Kate Winslet, encasillada en una actividad poco motivante, su existencia difiere de sus proyecciones, ser actriz; estar en los escenarios interpretando papeles memorables, las malas decisiones trucan sus aspiraciones. En ese mundo trata de seguir, no es fácil perseguir los sueños, uno va adquiriendo responsabilidades, en algunos casos se convierten en escollos difíciles de solventar. Podemos planificar miles de veces nuestro futuro, pero su realización es intrincada, es ahí cuando nos damos cuenta del nulo parecido del presente con lo imaginado en el pasado.
El tema abordado es sencillo, una pareja vive apaciblemente, hasta que surgen diversos inconvenientes, su vida es invariable, ambos están circunscritos a tareas comunes, él atiende un parque de atracciones y ella es camarera. En el ambiente se percibe la apatía. ¿Qué podríamos hacer cuando la monotonía hace su aparición? Esa frustración se va acumulando, no se puede vivir en ese estado para siempre, solo alguien necio estaría a gusto en una situación semejante. Este descontento genera una bomba de tiempo; preparada para estallar en cualquier momento, simplemente es necesario esperar al agente catalizador. Algunos sostienen que el inicio del fin de una relación amorosa es la convivencia. Se sabe lo complicado de vivir en pareja, las relaciones suelen estancarse, en especial aquellas que aparentan cierta perfección, no por decir una mentira miles de veces esta terminará convirtiéndose en realidad. Como todo en la vida, una pareja pasa por procesos, se va adaptando a las etapas recorridas, sin embargo, habrá una parte convencida de haber cargado con todo el peso de la misma. Cuando esa idea aparece, el proceso de replantearse el sendero recorrido no tardará en hacer su aparición, en este punto se encuentra Ginny, un personaje conflictuado, no es tan plana como para aceptar de forma pasiva el discurrir de los hechos. Su angustia se percibe en varios pasajes de la historia, quiere dar un giro a todo, se ve frenada por sus inseguridades, así no es feliz, quiere dejar de lado la resignación de estar con alguien solo por agradecimiento, alguien que en un momento complicado de su vida fue un apoyo, pero con el que no tiene posibilidades de crecer en los aspectos que ella desea, en ese mar de dudas aparece un elemento de cambio, un personaje que la provee de la energía gastada en todos esos años de resignación. Con ese garbo recobrado trata de deslumbrar al recién conocido, un muchacho con aspiraciones de dramaturgo, sacando a relucir una faceta enterrada bajo años de relación infructuosa. Las cosas se van dando de la mejor manera, pero cuando mezcla sentimientos, las cosas comienzan a salir mal, el personaje se va diluyendo en sus pasiones.
Como en los sucesos que se dan en un melodrama, todo va confluyendo hacía una tragedia, nuestro héroe no podrá alcanzar su destino como quisiera, para su pesar está escrito, el hacedor de la historia no contempla dejar que vaya por libre, esas pasiones mal encaminadas provocarán su castigo: la soledad. Aquel que se aparta del camino del creador es un traidor. Cada personaje cumple una función, tienen que moverse dentro de los parámetros en los que fueron ideados, por eso, transgredir las normas establecidas, dentro de la narración, sancionado, en el discurrir de los eventos se observa la pena que recibe, no está permitido pasar por alto las normas. No se puede ir por libre, al final, la vida no deja de ser una noria, por más que gire, terminará dejándonos en el mismo sitio.

Mitchel Ríos

Lume

Agli