Opinión

Un relato trágico

Tras vivir muchos años resignado, al lado de una mujer que no ama, un sujeto, sin decidirlo conscientemente, da un giro a su vida, sale de su rutina, se embarca en una nueva vivencia. Así, sin ser exigente, conoce a alguien, a pesar de que nunca aspiró a ser querido. A esas alturas de su vida, es algo mayor, no tenía la más mínima intención de convivir con alguien. Es un ser de costumbres, las repite una y otra vez. Esa independencia es su seña de identidad, la valora por encima de todo, pero, incluso con esa desidia, no se puede escapar de las garras del destino.
Perversidad (Fritz Lang, 1945), narra la historia de Christopher Cross, un tipo con una vida monótona que trabaja en un banco, es cajero, hasta que un día se aburre de ella y decide darle nuevos ímpetus, embarcándose en una aventura amorosa que trastocará su vida, pues lo llevará por senderos que él no controla.
En Scarlet Street nos encontramos con diversos trazos de la fragilidad humana, así como disquisiciones que se producen en su naturaleza, ya que presenta a una serie de personajes desolados que sufren debido al medio en el que viven, cada cual con distintas motivaciones que buscan empaparse de ilusión para seguir viviendo, para continuar en el camino que los conducirá a un futuro incierto, lleno de iniquidades y remordimientos. El director los presenta de un modo tal que consigue hacernos partícipes de sus sueños, llevándonos a través de sus frustraciones y desolación, en donde la esperanza, aparentemente, de mejores tiempos se ha perdido, quedando una sensación de tristeza ya que no existe la posibilidad de cambiar el devenir de sus participantes, por ello esos trazos desoladores empapan al filme de un carácter único que se ve representado a lo largo de su desarrollo.
Esta es una película llena de momentos destacables en la que, como es de resaltar, se pueden ver una serie de matices que nos adentran en la historia y consiguen hacernos parte de ella en cada fotograma. Es innegable que la mano del director, Lang, está presente en cada escena, las cuales están repletas de suspenso, también destacan por su personalidad y por la excelente mezcla de los claroscuros que, gracias a una buena fotografía, dibuja un panorama interesante a seguir.
Además, es cierto que en ocasiones Cross, personaje interpretado por Edward G. Robinson, parece pasar la línea de lo creíble con su candidez, sin embargo, esto sucede porque la historia proporciona detalles al espectador que el resto de representaciones desconoce, lo cual genera ese ambiente tenso necesario para una realización que se enmarca dentro del cine negro,
La anterior producción que vi de Fritz Lang fue Metrópolis, cinta distinta a Perversidad, por el tema, los personajes, los elementos técnicos que utiliza y, asimismo, por la época, hay muchos años de distancia, pero, a pesar de todos esos ingredientes y circunstancias distintas, se mantiene la calidad en su planteamiento, dejando claro que puede manejar diversos registros, mostrando con ello su maestría y su buen hacer a la hora de dirigir.

Lume

Agli