Opinión

Evasión de la realidad

Los superhéroes, en la ficción, son seres a los que se les añaden cualidades especiales que todos quisiéramos tener, en ellos se proyecta la perfección. Cuando vamos al cine a ver una película de este género esperamos que nuestras expectativas sean satisfechas y por un lapso abstraernos, por eso cuando nos encontramos con una realización que se sale de lo esperado, lo más probable es que la denostemos y critiquemos.
En este sentido, de esto se trata la cinta de 2024 «Joker: Folie à Deux», la forma en la que las personas pueden idealizar a un personaje y, si no se ciñe a sus parámetros, menospreciarlo. Por tal motivo, está realización no impacta tanto como la primera y resulta extraña, difícil de digerir, pasa de la música a la degradación del personaje, en un principio psicológica y más adelante, física.
Una vez que Fleck le habla a la cámara, reconoce que su personaje no existe, solo es él, un ser roto, no tan complejo, con las imperfecciones inherentes a la naturaleza humana. No es el Mesías que el pueblo anhela, en esta línea se da cuenta que no tiene sentido seguir con la mentira, prefiere ser sincero y hablarle a la cuarta pared, con ese gesto rompe la magia de su historia, pues no es el ser antisistema que hará volar todo por los aires. El supuesto salvador les dice en la cara a sus seguidores que el mundo seguirá siendo igual, seguirá oscureciendo y amaneciendo como lo ha hecho durante millones de años. Por una vez en la vida quiere ser escuchado, no que lo parafraseen, quiere dejar de ser el mono de circo que canta en lugar de hablar.
Así pues, una vez que Arthur deja de evadirse de la realidad, no tiene sentido seguir pintándose la cara, crearlo cumplió una función, la de satisfacer su desencanto con la sociedad. Lo tiene claro, no quiere seguir con la farsa, llegando a la conclusión de que el Joker nunca existió, solo era una alteración creada para animarse a dar pasos que de otro modo no hubiera dado. Él está seguro de ir por el camino correcto, pero esto motiva el desencanto de su más ferviente seguidora, Harley, quien lo venera por lo que representa, no por lo que es, ve en él un objeto que no merece simpatía alguna si mata a su alter ego, motivo fundamental para ser su incondicional.
En definitiva, esta cinta es diferente, nos fuerza a hacer un ejercicio mental, en el que tenemos que diferenciar la verdad de la mentira, lo que le pasa o no al personaje. De alguna forma esto es lo resaltante, para que su propuesta funcione requiere de la complicidad del espectador y que participe del juego. En resumen, durante el desarrollo de las acciones somos testigos de las desventuras de un ser desequilibrado, que recorre un mundo caótico en el que no encaja, como otros tantos desgraciados que lo acompañan en su encierro y solo pueden aislarse por medio de sus fantasías.

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