Opinión

Sin tregua

Hace unos días leí un artículo (de esos que ahora se cargan automáticamente al entrar, desde el móvil, al navegador de internet) sobre la forma en que envejecen algunos personajes. Estos, cuando llegan a la tercera edad, pasan a ser arquetipos de segunda línea, en el mejor de los casos, en otras ocasiones simplemente se transforman en buenos recuerdos, pues no volverán a tener aventuras que resalten sus actitudes de juventud, dejándonos la idea de que lo mejor de la vida se agota en los años mozos y que no queda nada para disfrutar después de ellos.
Esta reflexión fue escrita a razón de seguir la serie Picard (Prime video, 2020). El personaje, interpretado por Patrick Steward en Star Trek, es mucho mayor de lo que conocíamos, ahora es un hombre retirado, viviendo una vida al estilo de lo que muchos pensamos, apacible y alejada de los vericuetos del mundo activo (entendiéndolo como aquel en el que tenían lugar sus distintas misiones).
Pensar que todo lo bueno que nos puede suceder en la vida lo estoy sintiendo ahora (juventud) y que no me quedará nada interesante por descubrir, me parece un asunto, por demás, poco halagüeño, tal vez por eso, algunos tengan miedo a prolongar su existencia, llegar a determinada edad y negar que envejecerán, porque el tiempo pasa inexorablemente, todos atravesaremos las distintas etapas del desarrollo humano, a pesar de que no queramos hacerlo, no es algo que esté en nuestras manos, es parte del proceso de existir.
Uno de los aspectos a resaltar en Picard es que no se ha querido rejuvenecer al personaje (a fuerza de someterlo en post producción a programas enfocados a retocar imágenes que, muchas veces, crean un halo de irrealidad en la narración que se nos plantea), se ha dejado de lado cualquier ardid, de los muchos que puede brindar la ficción. El protagonista se desenvuelve de acuerdo a su edad. En este mundo posible, el de la serie, está más sosegado, piensa más antes de arriesgarse, es más estratégico y cauteloso. Dentro de todo sabe muy bien que, debido a su condición, no puede dar pasos en falso, hacerlo le generaría problemas difíciles de superar.
Gracias al seguimiento de esta serie he tenido la oportunidad de volver a disfrutar de varios personajes de la serie que le precedió (Star trek Netx generation), la de finales de los años ochenta y mediados de los noventa del siglo pasado. Los veo mayores, se nota que ha pasado el tiempo, luego me miro en el espejo y siento que, como esos personajes, también me estoy haciendo viejo. Los años seguirán pasando (sin dar tregua) y no se detendrán.
Una historia que nos muestra una buena perspectiva de como pasan los años, no se cohíbe a la hora de reconocer al personaje Picard como un septuagenario, sin embargo, no está acabado (como se podría pensar de cualquier persona de su edad), está plenamente capacitado para seguir en la senda de sus gloriosas acciones y darnos entretenidas actuaciones.

Mitchel Ríos

Lume

Agli