Opinión

El azar y sus juegos

Sergio es un ludópata y como tal recurre a cualquier ardid para satisfacer su necesidad de jugar, le da igual la estabilidad de su familia. Cuando se ve acorralado se aferra a los viejos tópicos: «Es la última vez» o «voy a cambiar», sin embargo, estas palabras huecas, son simples promesas que rompe cuando vuelve a las andadas, ya que considera que la siguiente apuesta le permitirá recuperar el dinero derrochado, en tal tesitura no es consciente del riesgo que corre, lo que puede perder, esposa e hijos.
Cegado por la necesidad de jugar se adentra en una situación peligrosa, las cosas se torcerán, es aquí en donde conoce a Pablo, un agente especial de operaciones, con un hijo que sufre del corazón, volviéndose más intrincada la trama, porque ambos quieren ser los héroes de la historia.
Este, grosso modo, es el argumento de la película española «Fatum», estrenada este año y dirigida por Juan Galiñanes.
Esta realización utiliza el azar como leitmotiv y como puede intervenir en la vida de las personas, cruzar sus caminos a su antojo, dejando claro que el determinismo, en la ficción, controla su existencia.
De estas interacciones, motivadas por los hados, surgen los elementos que ejercerán influencia en el cambio existencial que se producirá en los implicados, llevándonos a ser testigos del misterio de las casualidades, convirtiéndose en una metáfora de las consecuencias que acarrean nuestras decisiones, pues ellas, intrínsecamente, son las causantes de lo que nos depara el devenir.
Asimismo, tiene un ritmo constante, adecuado para una cinta de este tipo, no es acelerada y su duración es correcta, ochenta y ocho minutos, pese a esto su trama decae, haciéndose predecible en su desarrollo, hay un momento en el que sabemos como será su desenlace, medrando la experiencia de quien se acerque a ella y haciendo que se pierda la expectativa por lo que vendrá más adelante.
No obstante, lo resaltante dentro de este filme es la actuación de Luis Tosar su presencia hace que el interés por seguir viendo la película se mantenga y no decaiga. Su personaje, Sergio, contagia al espectador su angustia, los sinsabores de la situación que está atravesando y los graves efectos de la enfermedad que padece. Asimismo, lo acompañamos en sus instantes de desesperación, pues se siente asfixiado por lo que está sufriendo, así como el calvario que atraviesa a causa de las pérdidas.
Tras concluir el visionado de esta producción me quedó un sabor agridulce, porque tiene buenas ideas, pero no consigue desarrollarlas adecuadamente, además su guion abusa del uso de «Deux ex machina», por medio de este ardid intenta que todas sus premisas encajen, por eso se disipa en sus errores argumentales. Incluso su conclusión es forzada, misteriosamente aparecen los implicados en el mismo espacio, lo cual sigue en la línea de lo que nos presenta durante su metraje, las coincidencias lo explican todo.
Este tipo de obras no innovan (resultan repetitivas e incluso monótonas), no destacan por su puesta en escena, por eso mismo su fondo deja mucho que desear.

Lume

Agli