Opinion

Una adaptación inadaptada

Siempre me he preguntado ¿qué es lo que falla a la hora de adaptar un texto literario al cine?
Las novelas y las películas guardan poca relación, no obstante, el cine es el contrincante más duro que tiene la literatura, por la sencilla razón de que posee herramientas que, usadas de forma correcta, pueden conseguir en el espectador la reacción que, en determinadas circunstancias, la literatura no consigue.
El guion de una película, basado en una novela, no deja de ser una lectura que se ha realizado –una de tantas que puede tener el texto-. Al centrarse en un solo enfoque se limita porque sólo se toma una perspectiva; a partir de este panorama, el director hará otra criba para su realización cinematográfica -somos los receptores de dos lecturas-. Como si de una traducción se tratara, todo escrito gana y pierde componentes en el proceso de trasladar elementos de un medio a otro –no existe una traducción literal-, este proceso no deja de ser una interpretación que del texto se hace, en donde se reflejan las circunstancias anexas del traductor, por eso volcará en la traslación que realiza la visión que posee del mundo. Lo mismo sucede con el que realiza el libreto, deja de lado los elementos que considera que no van a funcionar, añade elementos que luego en su puesta en escena producirán efectos distintos que el de la obra escrita, en ese sentido, la adaptación de un libro que hayamos leído difiere de la posición que tengamos con respecto al escrito.
En una obra literaria se apela a la creatividad del sujeto que lee el texto, sin embargo, en un filme esa lectura es imposible, tenemos la imagen delante y no podemos modificarla –poner el rostro que queramos al héroe, al villano, cambiar el color de los escenarios o trocar el orden de las escenas-, porque en el cine no existe la simbiosis autor lector –base de toda buena obra escrita-. El lector en la literatura es una pieza fundamental a la hora de construir los mundos posibles –esos mundos artificiales construidos con palabras-. En una película se dejan de lado estos matices y solo tenemos que quedarnos con lo que nos ofrece. La adaptación cinematográfica de un libro se enmarca en aspectos determinados, dejando de lado otros –historias paralelas, desarrollo de personajes-, porque se centra en los elementos que considera útiles para su exhibición visual –sustentada en ideas lineales-, por eso cuando vemos una película basada en un texto que conocemos, sentimos que nos quedan vacíos en el desarrollo de la historia, no se parece en nada a nuestra lectura, en ese aspecto la imaginación será más elevada porque no tiene límites.

Mitchel Ríos

Lume

Agli