Opinión

Caer para levantarnos

Sus rivales lo llamaban bocazas, ya que intentaba amilanarlos con su verborrea. Era un experto a la hora de usar esta treta, al ver sus reacciones, al ponerlos nerviosos tenía gran parte del enfrentamiento ganado.
Y no solo en cuestiones deportivas hacía uso de su palabrería, también la aplicaba a su lucha por los derechos de su gente, en una época en la que las diferencias por el color de piel eran palpables en su país. Fue así como ganó notoriedad y llegó a rodearse de personajes que pasaron a la historia de la lucha por los derechos humanos. A pesar de ascender en el escalafón social no perdió su sentido de clase, siempre se mantuvo expectante ante los problemas que se cernían en el ambiente, por eso no dudó en dar voz a todas aquellas ideas que eran silenciadas por el sistema imperante.
Era bueno en lo que hacía y lo sabía, por eso no titubeaba al decir que era el mejor del mundo, se plantaba delante de un micrófono y expresaba que nadie podría ganarle, no había quien pudiera hacerle sombra, y lejos de ser una simple fanfarronería cumplía al pie de la letra cada una de sus afirmaciones, por este motivo su figura se alzó, parecía invencible.
Con el tiempo se convirtió en un gigante al que muchos quisieron vencer, pero les fue imposible hacerlo, ya que aplicaba distintas tácticas a la hora de enfrentarse a sus rivales, en algunas echaba mano de la épica y en otras, jugaba con su rival hasta agotarle, sacando a relucir su clase de campeón, aunque no era infalible, supo encajar sus derrotas con honor.
Asimismo, sufrió en sus carnes su coherencia ideológica al no querer participar de una matanza, debido a esto se negó a ir a la guerra y luchar contra seres que no le habían hecho ningún daño, en este contexto sufrió represalias, su país le prohibió practicar el deporte que le generó notoriedad.
Esta leguleyada lo mantuvo tres años impedido para ejercer su profesión, como si de un delincuente se tratara, como si fuera un delito ser consecuente con su posicionamiento, como si fuera una afrenta plantarle cara a un grupo de seres que piensan que las guerras son la solución a las pugnas del mundo.
Yo desconocía muchas de estas cosas, sabía algunas, porque por cultura general se las conoce, sin embargo, el alcance de su figura no la conocía a cabalidad, por no decir que no sabía nada de su significación, pero gracias al documental «Me llamo Muhammad Ali», pude descubrir aspectos de una figura clave del siglo XX, que mostró el camino a seguir a muchas generaciones y aunque tuvo problemas, no se acobardó e hizo frente a todo aquello que se le puso por delante, mostrando que ser famoso y consecuente con un ideario, pueden ir de la mano.
En este sentido, la realización muestra en detalle, con diversos cortes, como fue el tiempo que le tocó vivir a Ali, un tiempo convulso que estaba marcado por las diferencias y aunque algunas en la actualidad persisten, no todo está perdido, el sistema no puede silenciar la voz de los valientes.

Lume

Agli