Creatividad

De madrugada

Pasando de un canal a otro observó, de soslayo, el anuncio de un partido de fútbol sobre las… de la madrugada.
Las elecciones presidenciales fueron reñidas, la posición progresista venció a la conservadora.
Su espíritu forofo le podía, por eso pensó que sería una buena forma de ver los encuentros de pretemporada.
Aires de cambio se vislumbraban en el ambiente.
Tendría que entretenerse para llegar a la hora del partido. Para esto intentó engancharse con alguna película, pero no encontró ninguna interesante, a esas horas ponían producciones de relleno, teniendo en cuenta que los televidentes descansaban.
Cogería el mejor material humano para entrar así de lleno en el nuevo milenio.
Mientras tanto, volvió a la señal en la que vio el anuncio, estaban con la previa, haciendo entrevistas a los implicados y, así mismo, a los fans. Al parecer el equipo tenía una gran cantidad de seguidores en aquel lugar, incluso, el estadio estaba bañado por sus colores, en lugar de los de su rival.
A esto le sumaría la mejor tecnología.
Miró su reloj y aún faltaban un par de horas, si no fuera por el cambio horario la hora del partido era más que prudencial.
Buscaría la forma de contratar un buen equipo técnico para que dirigiera el equipo y, si era posible, juntaría a los mejores futbolistas.
Si el mundo entero tuviera la misma hora no tendría ese problema, pero los diferentes husos horarios eran un lastre.
Cuando juró el cargo, el nuevo presidente se puso manos a la obra, contactó con los mejores negociadores y los envió a buscar a los representantes de los jugadores, les dijo que no escatimaran en gastos y que ofrecieran todo y más, el fin era que el club se modernizara, ya que desde hacía muchos años sus grandes logros eran en blanco y negro.
Con eso en mente siguió haciendo zapeo, todo le resultaba aburrido.
Esta nueva forma de ver el fútbol hizo que llamara la atención de la prensa internacional, todos se preguntaban si era verdad lo que argumentaba aquel directivo recién llegado o simplemente se trataba de una estratagema mercantilista.
Si en ese momento hubiera tenido la posibilidad de ver algo en alguna plataforma de videos bajo demanda le hubiera resultado más sencillo, pero por su cabezonería no le dio la gana de contratar ningún servicio.
Una idea loable, no cabía duda, también se centró en adecentar el estadio y construir una ciudad deportiva a la altura.
No estaba mucho en casa, la mayoría del tiempo lo pasaba fuera.
Por eso mismo no valía la pena gastar en algo que a lo que no podría sacarle el jugo.
Los agentes lograron su cometido conformaron una plantilla de nivel.
Si al final no encontraba nada que ver, podría dedicarse a escuchar música.
Tras sendos análisis, los expertos daban por hecho que se haría con todos los trofeos en juego, por nombres no cabía la menor duda.
Una buena idea −se dijo.
En aquellos años no le hubiera gustado estar en la piel de esos deportistas, eran perseguidos por los periodistas, gracias al revuelo de las ideas de sus directivos.
Valía todo para no dormirse.
No obstante, los primeros encuentros decepcionaron, las expectativas eran demasiadas altas, se le exigía más que a cualquier otro club.
Solía hacerlo cuando estudiaba, se pasaba horas enteras pegado a ella.
Aún con esos resultados el equipo comenzó a marchar, hubo encuentros memorables, jugaban muy bien, el balón disfrutaba con sus toques.
Mas a estas alturas estaba desconectado de aquel medio, ya no sabia qué ritmos estaban de moda.
Pero a mitad de temporada una de las piezas centrales, uno de los más creativos, se lesionó. Su falta se notó, el juego se hizo soporífero y, a pesar, de luchar hasta el final, no consiguieron ganar nada.
Era como si su playlist se hubiera congelado en un punto determinado de la historia.
La primera temporada fue un fracaso, no salieron las cosas como esperaban. Se cuestionaron las decisiones tomadas.
No añadió más, se mantenía inamovible.
Incluso un cantante famoso hizo mofa de aquel hecho, planteó que eso sucedía cuando se elevaba a los altares a simples seres humanos, esos jugadores no merecían un trato especial −afirmó−, por eso no rindieron como se esperaba, a cualquiera lo sacaría de lo que realmente importaba, jugar bien. Era paradójico, pues el hecho de juntar tantas estrellas en una misma plantilla no te aseguraba nada −añadió.
Si se decantaba por la radio tendría que buscar una que emitiera música de su época.
A cualquier otro equipo se le hubiera felicitado, pero a ellos no, ellos tenían que ganarlo todo y no lo consiguieron.
La música que le gustaba era antigua, del recuerdo, qué viejo se sentía al escuchar esa afirmación. La banda sonora de su vida era una pieza de museo −meditó.
A pesar de ese hecho, todo el dispositivo propagandístico hizo que la fama del equipo traspasara las fronteras y se hiciera conocido en el mundo.
Volvió a mirar la hora y era como si se hubiera detenido, no avanzaba.
La venta de camisetas se disparó, estaban por todas partes.
Encendió la radio, esperaba entrar en una dimensión en la que el tiempo avanzara más rápido, de tal modo que, cuando se diera cuenta, ya fuera la hora del partido.
El escudo se convirtió en una marca reconocible de la ciudad.
Poco a poco comenzó a distraerse, se acomodó en la cama.
No ganaron nada, pero si fama, lo cual se vio representado en ganancias para las arcas del equipo, lo que al final contaba.
Tras casi resistir, su sueño fue interrumpido por los comentarios de la televisión, sin embargo, hablaban del partido, pero no había imágenes, al final resultó que ahí no lo transmitirían, ahora estaba en una disyuntiva, buscar el canal en donde lo echaban o dormir, no lo dudó, era mejor…

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