Creatividad
Un trámite
Por descuido dejó que una gestión sencilla se volviera farragosa, para la cual debía juntar una serie de documentos que justificaran su derecho a reclamar.
Al levantarse sólo tenía en mente estar temprano en la oficina de trámites, por eso se dirigió allí presurosamente. Al llegar cogió un código y se ubicó en los asientos a esperar que le tocara su turno.
—No es posible, llevo aquí desde hace una hora y veo pasar a muchos que han llegado después —expresaba un tipo enfadado a su lado y al ver que la situación se repetía, se levantó y fue en dirección a una de las ventanillas—, estoy esperando y nadie me atiende, ¿hay algún problema? —al notar que pasaban de él, insistió— ¿hay algún problema? —En esta ocasión si obtuvo respuesta.
—No se atiende por orden de llegada, sino por la hora de la cita —como si tuviera mejores cosas que hacer y con desdén preguntó—, ¿a qué hora tiene la suya?
—A las…
—Pues tendrá que esperar —lo dijo señalando un reloj.
—De todos modos, deberían indicarlo a la entrada, así no habría malentendidos —el tema quedó zanjado, volvió a su lugar.
Por hora de la cita —pensó—, no había caído en eso, sus planes se trastocarían, él se acercó pensando que lo atenderían antes, pero, visto lo visto, no sería posible.
Cuando todo parecía que iría de forma sosegada, escuchó
—Para que me quede claro, ¿sólo por una firma? —se notaba cabreo en las palabras.
Intentó ver de dónde provenían. Al parecer a este tipo le tocó alguien que tenía un mal día.
Sabía que cuando se les daba por ser intransigentes a los servidores públicos no había forma de sacarlos de sus trece. Probablemente si lo hubiera atendido otra persona esta no le hubiera puesto tantas pegas, era un sinsentido hacerlo, era un sinsentido poner trabas, lo esencial era hacer que los servicios fluyeran y todos quedaran satisfechos.
Solo esperaba que no le tocara alguien que le dijera que tendría que haber hecho el trámite antes, lo peor de todo sería que lo enviaran a otro edificio, lo que implicaría empezar de cero, ocasionando que perdiera toda la mañana.
Sabía que había una leve posibilidad de que algo así se materializara, por eso no las tenía todas consigo, sería mejor llamar al trabajo e informar que probablemente no llegaría a tiempo. Pero no lo hizo, esperaría a ver lo que pasaba en aquel lugar.
Comenzó a analizar las distintas ventanillas, notó de soslayo que los números pares estaban a la izquierda y los impares a la derecha, prefería los primeros, pero si notaba que había alguien con rostro afable en los impares, no tenía problemas por ser atendido por uno de ellos.
Notó que llegaba más gente y aún no veía su código en pantalla.
—¿Quieres pasar antes?
—¿Cómo?
—Tengo citas solicitadas, si quieres te facilito una —En ese momento cayó en que era difícil conseguirlas y delante tenía la razón. Muchos acaparaban las que se ponían a disposición de los usuarios y los perjudicaban, todo pensando en sacar un beneficio económico.
—No, no me interesa —Poco le faltó para decirle un par de cosas, pero prefirió quedarse callado.
Una vez que pasó este incidente se fijó en el papel que tenía entre las manos con el número para ser atendido. Al ver lo que pasaba ahí, prefirió estar de cotilla, se centraría en algún incauto que no supiera lo que tenía que hacer, no sería raro que hubiera más de uno, de ese modo pasaría más rápido el tiempo y cuando menos se diera cuenta, lo llamarían.