Creatividad
Primer día
Yo tengo algo que tú (o ustedes) nunca tendrán —dijo con las ínfulas que da tener más experiencia—. En mis tiempos, cuando necesitaba llegar a algún lado, lo hacía preguntando a las personas, siempre había alguien dispuesto a brindarte su ayuda, de ese modo podías entablar relaciones (esas que ahora mismo hacen falta). ¿No os dais cuenta que os parecéis a los bichos?, van a lo suyo sin percatarse de los demás, a su bola (como suelen decir) y no debería de ser así, parece que nadie está interesado por ir… —Ese aire de superioridad le resultaba insoportable a los demás, sin embargo, nadie se lo hacía notar, si soltaba alguna broma, por muy tonta que sonara, todos lo festejaban como si de un gran acontecimiento se tratara. Cualquiera diría que había amistad entre los presentes, pero, si analizaban mejor la escena podrían percatarse de que todo era por hacer la pelota a quien mandaba.
En aquellos años se requería tener buena memoria, hoy ni la usan (otro hace ese trabajo). Quieren tener lo último en tecnología, está bien —dijo esta frase y se detuvo a beber un sorbo de agua—. Pero cuanto más deleguen sus labores en ella, menos probabilidades tendrán de ejercitarse en actos básicos. Es cierto, como Holmes decía, lo mejor es focalizarse en lo que nos interesa y dejar de lado la información que no tiene valor. Incluso dejaba conocimientos de lado que, para otros, sonarían a tomadura de pelo. Para mí, el hecho de pasar de todo es indignante, y no solo eso, se escudan en el motecillo millennial, como si decir soy… sirviera de excusa para sus sinsentidos, la broma fácil: y ese ¿por qué no está…? —pregunta un tipo cualquiera—, es nuevo —responden—, es su primer día, y todos ríen en comparsa, claro, por decir eso hay que tener ciertas prerrogativas que por otros no. ¿Sabéis que ese apelativo ni siquiera viene a cuento?, no es vuestro, solo os habéis apropiado de él, como piratas. Os sonó bien, por eso se propusieron autodenominarse así, bajo el lema de que una mentira repetida cientos de veces puede convertirse en verdad. Para el vulgo puede ser así (estoy convencido que es fácil de engañar), aunque para los que sabemos de que va la cosa no nos pilla mal parados, pero ¿qué os voy a decir que no sepáis?… —Ese aire de superioridad era insufrible, todo lo sabía (se daba de sabihondo), también juzgaba a los chicos que tenía a su alrededor, a alguno le sobraban ganas para decirle algo. Si pudiera hacerlo le diría un par de cosas —se decía—. Era, desde todo punto de vista, factible hacerlo, se podía defender a todos los que, de soslayo, estaba ninguneando, como si no tuvieran la suficiente inteligencia para juzgar.
Sus afirmaciones no eran trigo limpio, eran más una expresión de su mal llamada experiencia que otra cosa y de su celo, no quería que nadie le hiciera sombra, por eso, sutilmente (aunque para los despiertos no lo era tanto) soltaba algún comentario gracioso.
¿Cómo era posible hacerse el desentendido con semejantes barrabasadas?, a veces, decir un par de palabras (en el momento adecuado) está bien —no tendría por qué tomárselo mal—, quizá no se da cuenta de sus desatinos y, al hacérselo ver, estaría agradecido —lo echaba para atrás la poca confianza que tenía, era su primer día, no podía llamar la atención de buenas a primeras, no lo conocía de nada. Ese día fue se hicieron las presentaciones. A él le parecía una buena oportunidad laboral, cuando le explicaron en qué consistía la actividad le pareció sencilla, dejando de lado al graciosillo del grupo, los demás le parecían buenas personas. Pronto dejó de pensar—. Solo es cuestión de ir conociéndolo, muchas de las cosas que suelta lo hace para que se le preste atención, en otro contexto no diría nada, además, sé que no lo dice en serio, de diez palabras, nueve van encaminadas a tomarte el pelo, tú no hagas caso y verás como todo no pasa de una simple anécdota. Nos quedamos en silencio, dejar que hable es lo mejor, sino, se pondrá a hacer preguntas y, créeme, ese sí es un mal momento, te puede preguntar tontería y media, a mí una vez me preguntó si… a mí me dio ganas de decirle y a ti que te importa, pero te ves condicionado por los presentes, si respondes mal quedarás como el borde del grupo y eso no es bueno, a lo tonto se forman grupos y no querrás ser apartado, nadie quiere serlo —respondió—. Los colegas cuando se ponen en tu contra dan mal rollo, crean un ambiente tóxico, me cuesta decirlo, pero se producen pugnas constantemente, por eso, solo ríe, no digas nada, calla, has como si la cosa no fuera contigo, con esta recomendación podrás llevar la fiesta en paz, lo demás ya es otro cuento. Escucha y calla, celébrale las bromas, no demuestres ser más listo, de ese modo todo te irá bien —recalcó en tono serio—.
Ese día callaría, más adelante no sabía, no daba por sentado que sabría llevar la procesión por dentro, esperaría a finalizar la jornada (recordó que estaba comenzando), tal vez al día siguiente no regresaría, se lo pensaría.
Mitchel Ríos