Creatividad

Ininteligible

Le gustaba dejar por escrito las cosas que se le ocurrían, para que, tras un tiempo prudente, pudiera leerlos y revivir lo que ahí estaba descrito.
No eran ficciones, era su realidad adornada, para considerar a sus días pretéritos como hechos mágicos que lo marcaron.
Lo suyo no era un diario, más bien era un cuaderno con anotaciones dispersas, en las que un profano se perdería, pues por momentos la palabra escrita dejaba su lugar a garabatos que, en apariencia, no tenían significado alguno, era como si estuviera elaborado en un lenguaje críptico, por eso solo tenía valor ante sus ojos.
Como era consciente que nadie más sabría apreciar esas realizaciones, se decantaba por tenerlas ocultas, alejadas de la vista de los curiosos, ya que el desbarajuste, aparente, los empujaría a pensar que eran folios garrapateados, intrascendentes, fruto de una mente trastornada que no merecían conservarse.
Ese era el problema, esos jueces, personajillos que opinaban de todo, sabían de todo y, sobre todo, dejaban patente su posición insignificante, lo que ellos no podían hacer no era digno de conservarse, por eso desdeñaban lo que no era útil para sus fines, lo que dejaba en evidencia su simplicidad.
Por eso conforme rellenaba sus páginas, concibió que solo él podía cuidarlas, nadie cumpliría esa labor, ya que era el guardián de sus creaturas, era un error irreparable dejarlas en cualquier lado, lo mejor, sin duda, era conservarlas en un sitio adecuado, para que cada vez que las cogiera su gracia se desplegara delante de él, sus incongruencias trocarían en significaciones, aunque, en el proceso, algunas serían cogidas por el azar y terminarían siendo desechos, descartados en el olvido.
Pero el destino se empecinaba en borrar el rastro de sus desvelos, lo pergeñado por sus manos no era lo suficientemente trabajado para sus fines, lo tenía como una suma de signos innecesarios, como la composición de caracteres inconexos sin ilación alguna, alejado de los hilos de los sentidos, alejado de todo aquello que estaba estandarizado, pues sus modos se salían de la norma, la cual, como era de esperarse, no encajaba.
No se detenía en minucias, la claridad no era lo suyo, sabía que su forma de ver el mundo no era igual a la de los demás, por eso en cada línea aplicaba su mirada particular, dándole forma con su estilo, con su posicionamiento oscuro y gris, fruto de sus aciagos pensamientos.
Aunque hablar de escritos era excederse, solo eran palabras puestas ahí, elegidas gracias a su estrella, a esa que movía sus dedos para darle la obra en vena, sin más misión que la de narrar un hecho puntual, fruto de su imaginación, fruto de su rememoración, para tener un documento que fuera testigo de sus vivencias.
Sin pensarlo acumuló muchos folios, podía enumerarlos, darles un orden, hacer un compendio con ellos, una antología de sí mismo, confiaba en que le serían útiles en algún instante, podría leer sus anotaciones y podría volver, mediante su imaginación, al tiempo de su escritura, se adentraría en esa realidad paralela, intentando arreglar los batiburrillos que los llevaron a su presente y solucionar, confiando en el valor de sus palabras, sus traumas.
Probablemente ahí residían las motivaciones del destino, quería evitar que dejara de ser alguien roto, que sus pugnas fueran dejadas de lado para que no pudiera volver a ese punto y así cumplir lo que se había propuesto, calmar sus demonios, encauzarlos hacia algo superior.
Por eso se sentaba todos los días en el mismo lugar, se había marcado ser disciplinado, evidentemente era una empresa ardua que le requeriría grandes sacrificios. No se sentía menos por hincarse ante el ara de sus eras, no se preocupada por no ser grato a los ojos de sus pares.
Así pues, le daba igual que sus construcciones terminaran en la basura, sabía que dentro de él tenía el material necesario para seguir haciéndolas, nadie lo callaría, su voz era más fuerte que todo y sus fantasmas no conocían el fracaso, por eso se repondría a las desilusiones, daba igual si no lo valoraban, daba igual si lo consideraban un desecho, en algún momento retomaría esos folios, los traduciría, repasaría y redibujaría, pues en ellos estaba su vida.

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