Creatividad

Entre notas y ensayos

—Probablemente no nos renueven el contrato para el próximo mes —dijo el encargado de llevar las riendas del grupo y añadió—, por ese motivo, tendremos que hacer recortes, aún no sabemos qué camino tomaremos, cuando lo tengamos claro, les informaremos, esperamos que las noticias sean halagüeñas.
Estas palabras no le sentaron bien, el no contar con la seguridad de un puesto de trabajo, le generaba incertidumbre, solo comparable a la época de sus inicios, en los que estaba a verlas venir: demostrar su arte y disfrutar de sus vicios era suficiente, mas, en su vida actual, si le informaban que todo se había acabado, tendría que empezar de nuevo, buscar audiciones o embarcarse en algún proyecto personal, aunque fuera menos rentable. Como no podía estar martirizándose, intentó tranquilizarse, respiró profundamente, ya lo iría viendo conforme se fueran dando las cosas, lo mejor era no precipitarse —se dijo—, cuando tuviera el problema delante.
Mientras tanto, seguiría con sus actividades y asistiría a los ensayos como de costumbre, no dejaría de pulir la técnica en cada concierto, algo esencial para sus fines.
Asimismo, iría con su instrumento a cuestas, más grande que una guitarra, pero no excesivamente pesado, aunque por las dimensiones lo pareciera. A menudo llevar el contrabajo en el transporte urbano era un coñazo, la línea que solía coger iba abarrotada de pasajeros en hora punta, tenía que hacer malabares para llevarlo en una pieza.
Cuando tocaba sentía que levitaba por la magia de las notas musicales que ejecutaba, era un poseso, solo se detenía cuando la partitura así lo indicaba. Lo daba todo, era su forma de sentir la música, su rostro no era el mismo, parecía otro, alguien que estaba en un momento de iluminación, como si estuviera ascendiendo al cielo. Se llenaba de una energía diferente al interpretar, era como si se quedara desnudo, pues no se guardaba nada en el espectáculo.
Lo que más le emocionaba eran los aplausos del público, por experiencia sabía que de acuerdo con su intensidad podía deducir si lo había hecho bien o mal.
Aquel día no las tenía todas consigo para llegar a tiempo, el bus se vio obligado a desviarse varias veces a causa de las obras en la ciudad, de tal modo que su viaje se demoraría el triple de lo acostumbrado.
¿En qué momento la ciudad se había vuelto tan caótica?, era un sinsentido que eligieran esta temporada, en la que todos volvían de las vacaciones, si por él fuera habría elegido otra, quizás a inicios del verano, pero él era solo un ciudadano pensando en sus problemas de ciudadano, no era alguien que tuviera la altura de miras de quienes gobernaban y de los encargados de planificar las obras urbanas.
Mientras pensaba en esto el bus llegó a su estación, desde ahí aún le faltaba un largo trecho de diez minutos para llegar al bar.
Durante su trayecto tuvo que apartarse varias veces para no llevarse por delante las indicaciones de las calles cortadas, cruzó varios puentecitos puestos para hacer más fácil, o difícil, el tránsito de los viandantes.
Con cada paso que daba reafirmaba que la ciudad era un caos, se hacía incomodo caminar, pues se aglomeraba la gente por momentos.
Caminar por el caos —se repitió— era una locura. De este modo, evadiendo las obras, notó que estaba cerca de su destino.
Sin pensarlo mucho apuró el paso, una vez que llegó a la puerta del bar entró raudamente, no se fijó si había muchos asistentes, solo estaba enfocado en llegar a la parte en la que se reunía con los demás músicos y en dónde conversaban sobre los temas que interpretarían, por suerte, aun con la demora llegó a tiempo, eso sí, extenuado, por eso se acercó a la barra y pidió un vaso con agua, entre dientes hablaba de lo mal que le sentó el demorarse, sin fijarse si había gente escuchando lo que decía, solo estaba enfocado en saciar su sed.
A la hora indicada, todos tomaron sus posiciones, la música iniciaría en el momento en el que diera la nota el saxofonista. Las luces se apagaron, a pesar de su malestar y cansancio daría lo mejor de sí, era un concierto especial, posiblemente el de despedida.

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