Creatividad
En el barrio latino
La canción la había escuchado infinidad de veces, pero nunca se le dio por analizar la letra, cada vez que la oía lo retrotraía a épocas pasadas, en las que miraba a los mayores disfrutar de una buena copa de vino o de cerveza.
Este tipo de música no le gustaba, le fue cogiendo el gusto poco a poco, cuando, una vez, de repente en su cabeza algo hizo clic y le pilló el punto, como alguien le dijo: las mejores cosas de la vida son las que se adquieren con el paso del tiempo.
Se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo por su reticencia a empaparse de esas melodías.
Mientras recordaba esto, recorría las calles del barrio latino, los referentes eran clavados a los que aparecían en la canción.
Nunca pensó estar recorriendo aquellos lares, le parecía un sueño estar en el lugar en el que, muchos años antes, estuvo el compositor del tema que le gustaba.
Intentaba ficcionar sobre el proceso que lo llevó a componer aquella canción, ¿sería autobiográfica?
Trataba de hacer un recorrido por los lugares que había visitado, los que citaba en cada estrofa, no quería perderse nada.
Su primera parada fue en la casa en la que vivió, le sorprendió que no hubiera una placa que indicara que el autor residió varios años ahí, durante su primera etapa, cuando aún no era famoso, cuando, según sus biógrafos, pasaba necesidades.
Antes de llegar leyó varios artículos y notó que todos coincidían con la biografía.
Lo pasó fatal durante aquella temporada, no tenía los medios que, más adelante tendría, era joven y no estaba lo suficientemente relacionado, se dedicaba eso sí, a rellenar cuartillas, con el sueño de que un día le sirvieran para hacerse conocido.
Pensaba en ese hecho… le entraba pavor, en una situación similar no sabría cómo reaccionar.
Lamentó que, aquel lugar, no tuviera una placa con el nombre del ilustre personaje, si fuera así, más gente lo visitaría.
Elucubraba con que, en un futuro próximo, alguien recorriera los lugares que visitaba, eso significaría que… cambió de idea, le entristecía que no existiera algo que identificara un lugar tan destacable.
Pero no todo estuvo mal en aquella visita, reconoció algunos motivos que narraba en la letra de su canción, la disposición de las ventanas, las puertas y el tamaño de las aceras.
En su composición hablaba de una panadería, relataba que, al quedar cerca de su casa, siempre iba a comprar bollería. Daba dos pinceladas, le resultaba mágico en sus visitas y paseos por el boulevard.
La figura metafórica era destacable, ese nivel de síntesis, para expresar en tres palabras lo que otros harían en varios folios, le resultó llamativo, su estilo y praxis, su nivel estilístico se debía a su dedicación, sin duda —afirmó.
Cuando estuvo en la pastelería, quedó abrumado por los distintos productos que ofertaban, fue a por algo sencillo, un par de croissants. El encargado le obsequió uno, le dijo (pudo entender), que al ser más pequeños que de costumbre le entregaba esa pieza de más.
Más adelante, hablaba de un bar, uno al que solía ir cuando tenía algo de dinero, era el más representativo de aquel barrio. Cuando ingresó, notó lo peculiar de sus adornos, los cuadros en las paredes eran calcados a los que aparecían en la canción, pudo reconocer los motivos y los detalles.
Se sintió reconfortado, iba por buen camino.
Se le ocurrió que podría redactar una guía, en ella indicaría los lugares importantes y, si tenía tiempo, escribiría una reseña sobre lo que se podía encontrar en cada lugar, nada exagerado, se centraría en indicar una experiencia placentera que reconfortara a los espíritus como él, ansiosos por continuar los pasos de un gran personaje.
En una de las mejores partes del tema, el compositor hablaba del debut del personaje, decía un nombre extraño, por eso tuvo que consultar la letra para saber con seguridad a que se refería.
Buscó incansablemente, se imaginaba que, al ser el lugar central, en donde ocurría lo más esencial de la historia relatada, este sería un sitio ostentoso que lo llevaría a un plano insospechado.
Fue intrincado dar con él, había cambiado el nombre o tal vez se lo inventó, supo cuando pasó por ahí que estaba en el lugar correcto porque había un detalle que resaltaba en él, la foto de un personaje famoso.
Se acercó y se sentó en la terraza, se sentía especial al estar ahí, lo había conseguido, respiraba el aire de un tipo que era bueno escribiendo y podía expresarse de la manera más eficaz, libre, concisa, diáfana, dejando de lado elementos baladís.
Durante su divagación notó que había un tipo escribiendo, de repente era una representación circunstancial de la guía, canción, que estaba siguiendo, posiblemente hablaba del debut de un tipo cuya suerte cambiaba de un momento a otro, quedando, con el paso de los años, convertido en una versión apocopada de él.
Le agradaba la idea, ser testigo de aquel proceso creativo, la historia era cíclica, ese tipo estaría escribiendo algo que dejaría huella y haría que alguien, como él, en muchos años hiciera el mismo recorrido.
Cuando terminó su elucubración hizo un breve recorrido por el local.
Se notaba que en esta parte de su biografía vivía en una situación más acomodada.
Antes de salir, le dio un billete al maître, le causó sorpresa la velocidad con la que lo guardó en su bolsillo, analizó su comportamiento y observó cómo se preocupó porque nadie lo viera, tal vez no solían dejarle propina —se dijo.