Creatividad
Circunstancia leve
El día anterior había planificado salir temprano, lo más pronto posible, no quería pillar tráfico, ansiaba estar en casa pronto y descansar, apalancarme, recluirme.
Por estos días en las ciudades estaban de celebración y, como había puente, a todos les entraba el picor por salir de paseo, estas fechas eran un catalizador, el que menos se sentía atraído por abandonar la ciudad y salir, lo que ocasionaba congestionamientos imposibles de aguantar.
En situaciones así era un caos movilizarse, la cantidad de vehículos era agobiante, al verlos por todas partes, conducir era complicado, si querías avanzar de repente te topabas con coches que te adelantaban, no solo lo hacían por la izquierda, que era lo normal, también te pasaban por la derecha, era difícil adivinar por qué lado sería la siguiente embestida, a pesar de estar pendiente de los espejos retrovisores era complejo prever esas incursiones.
No estaba seguro a qué se debía, tal vez su poca pericia a moverse por los alrededores de la ciudad tenía algo que ver. Se respetaban poco las leyes de tránsito, parecía un universo paralelo, una dimensión extraña, con reglas distintas a las que estaba acostumbrado. Observó que no respetaban los pasos de peatones, incluso hasta aceleraban y, no solo eso, se creían amos y señores de la carretera, pues volteaban por donde querían maniobrando de forma temeraria.
Cuando bajé a la recepción del hotel sentí que la suerte estaba conmigo, no había nadie esperando, por lo tanto, sería cuestión de pagar y salir. Tampoco estaba la recepcionista, traté de encontrarla, no obstante, me fijé que había cámaras, desde donde monitorizaban lo que hacía, pues al ver que me acercaba al mostrador apareció la trabajadora. Tras hacer los pagos respectivos y depositar la tarjeta de la habitación en una caja, me dirigí al parking, para eso tenía que descender un par de pisos.
Llevaba a cuestas una maleta de pequeñas dimensiones, ideal para estos trayectos de uno o dos días, en donde cabía la ropa suficiente. La había preparado antes de echarme a dormir para que, al despertar, no tuviera que perder tiempo innecesariamente, y así, solo tener que enfocarme en ducharme, vestirme y revisar que no me dejaba nada.
Al estar en el parking fue sencillo encontrar el coche, solo tuve que coger las llaves, apretar cualquiera de sus botones y esperar a que alguno de los vehículos encendiera sus luces, aquel que lo hacía, era el mío, nunca antes hubo un modo tan simple de encontrarlo.
Una vez en él, encendí el móvil y activé la sincronización con el sistema multimedia, era sencillo, solo tenía que fijarme en las opciones que aparecían en su pantalla multifunción. Tras ello, como último paso, abrí el reproductor de música y seleccioné la playlist de conducir, una que había cogido forma durante diversos viajes y que en cada periplo se enriquecía.
Quise activar el GPS, pero fue imposible conectar con la señal de Internet. Lo intenté un par de veces, no conseguí hacerlo. Tendría que seguir los distintos carteles para seguir la ruta más pertinente, en pocas palabras, conduciría a la vieja usanza.
Durante el trayecto iba la mar de tranquilo, la música era el mejor acompañante, cuando de un momento a otro dejó de sonar, estaba recibiendo una llamada, mi primera intención fue la de no contestar, sin embargo, al ver en el panel de notificaciones del coche que la llamada era del trabajo no tuve más opción que contestar, quizás era algo importante.
Efectivamente, la charla por teléfono versó sobre una serie de asuntos laborales, tuve que dar un pequeño informe de mis actividades durante mi estadía en el lugar del que volvía, no había noticias resaltantes, pero por lo menos aquel sitio daba señales de ser un lugar propicio para hacer negocios. Traté de ser preciso y conciso en mis palabras, para volver a centrarme en conducir.
Tras la conversación me comprometí a pasar por escrito mis impresiones, si era posible, al día siguiente a primera hora. Me despedí y colgué.
Tras dejar de hablar, volví en mí, al fijarme en los letreros, me sentí confundido, al parecer no había seguido las indicaciones correctas, en alguna parte me había desviado, no sabía en dónde.
Al no saber en dónde estaba, traté de activar nuevamente el geolocalizador, fue en vano, seguía sin señal. A pesar de ese esfuerzo inútil, dejé introducido el lugar al que quería llegar, de tal modo que, si en algún momento se conectaba a Internet, se activaría solo.
En ese momento se me ocurrió buscar una gasolinera, en ella me podrían dar algunas indicaciones. Para llegar ahí intenté no desviarme, seguí las advertencias con las que me topé lo mejor que pude, tenía la confianza de que encontrando una obtendría la información necesaria para retomar el viaje.
después un largo trecho pude dar con una estación de servicios, pero no quedaba cerca de la carretera, tuve que desviarme un kilómetro, al parecer era la única en aquel lugar, tras dar con ella aparqué junto a uno de los surtidores y me acerqué al lugar en donde se encontraba el encargado. Al entrar le pregunté como podía volver a la autopista, le expliqué que por ir en piloto automático (obvié el detalle de que fue por ir hablando por teléfono) me había despistado. Fue muy amable, me indicó que debería seguir el cartel que decía en dirección a…, no era difícil dar con él, una vez saliendo de ahí estaba a mano derecha, luego debía coger la vía de la izquierda y listo, me alejaría de ahí.
Como me sentí gratificado por la información decidí abastecer de combustible ahí, pensaba hacerlo pasados algunos kilómetros, pero no venía mal salir del autoservicio con el depósito lleno. Pagué y agradecí, nuevamente, la ayuda.
Tras comprobar el tiempo que había demorado noté que llegaría dos horas después de lo programado. Estaría a la hora que no deseaba, pillaría tráfico. Volví a ponerme en marcha. Ahora tendría más cuidado, no me distraería por nada.
Conforme me acercaba comencé a notar que el número de coches aumentaba, me di cuenta que mis planes iniciales se habían echado a perder, tenía que resignarme y no malgastar más tiempo, leer los carteles y guiarme por ellos, tratar de ir tranquilo a pesar de lo incómodo del momento, esperaba que esta circunstancia me fuera leve. De repente oí una voz que decía, siga por el carril del medio para mantenerse en la …, el GPS se había activado, estaba más cerca de casa.