Creatividad
Frío en todas partes
Con la pereza de que fuera inicio de semana y de que el trabajo se acumulara, se dirigió a la oficina.
El día se le haría largo, ya que no había descansado lo suficiente, pues se pasó la noche dando vueltas en la cama, sufriendo la estación invernal.
Ni el café del mediodía lo ayudó a reponerse, el cansancio estaba haciendo mella en su organismo.
Cuando charlaba en el bar expresaba su malestar, a pesar de ser clase media el lugar en el que vivía no era acogedor, las condiciones no eran las mejores, ante tal afirmación no había ninguna voz discrepante, más bien todas se alineaban de su lado. Sus compañeros también sentían que malvivían, debido a la oferta paupérrima de vivienda, por esta razón pensaban que debían unirse y crear una especie de asociación que defendiera sus derechos, pero pronto caían en que todas esas ideas, no iban con su sentido de clase, eran parte de un entramado político, por eso sería un error asimilar ideas desfasadas, inviables, ya que todo apuntaba a que la culpa de ese malestar la tenía el gobierno de turno, quien solo velaba por el bienestar de unos pocos. Pensando en esto, se convencían de la importancia de que gobernaran los suyos, solo así se podría mejorar sus condiciones y tener un estilo de vida acorde a sus expectativas.
Por eso seguían a quienes les prometían escuchar sus reclamos y sacar adelante sus temas pendientes, sin duda eran los adecuados para tomar las riendas del poder —se decían—, aunque no les explicaran a mayores la forma en la que lo harían, les daba igual, era necesario darles una oportunidad, pues los partidos tradicionales eran un lastre.
Su unidad era crucial para lograr su cometido, solo bastaba con brindar su apoyo y abrirle los ojos a los demás, aunque eso significara tener que hablar con los asalariados, aquellos que se empeñaban en seguir un camino errado, pues casi siempre elegían la peor opción, debido a que su apoyo se basaba en gustos y no en proyectos.
El dinero no cundía, era una realidad irrefutable, por eso debían apoyar a quienes les decían lo que querían escuchar, a quienes se expresaban de una forma clara y concisa, dejando de lado los formulismos que solo confundían y entorpecían la comprensión del mensaje.
En la oficina todos cerraban filas en torno a las ideas que discutían, coincidiendo de soslayo con sus jefes, una mera casualidad, aunque sus necesidades fueran diferentes, era interesante que un movimiento aglutinara a personas de condiciones tan disímiles, esto en lugar de medrar su ánimo, hacía que su decisión se afianzara, pues suponían que los encargados no se equivocarían, ya que se jugaban mucho eligiendo un nuevo gobernante, eran unos tíos listos.
A pesar de ese jolgorio, debían volver a la oficina y continuar con sus labores, dejar de lado su activismo y concluir el trabajo pendiente, tenían claro que sería necesario dedicarles horas extras, pero esto no les importaba, pues su compromiso era más fuerte que su cansancio.









































































































































































































































































































































































































































































































































