Creatividad
Idas y venidas
Su forma de ser me descolocaba, soltaba las palabras justas, los modos precisos y unos gestos que me atraían. Asimismo, su forma de vestir era tan suya que semejaba una extensión de su personalidad.
Nos encontrábamos después de cumplir con nuestros deberes, caminar a su lado era especial, podía ser yo mismo, no tenía vergüenza de actuar de forma espontánea, incluso hasta cantábamos, como dije, podía ser yo.
No le gustaba poner etiquetas a lo que surgía entre dos personajes, pues ponerle apelativos a una relación significaba darle toques serios y lo serio apestaba, en esa misma línea continuó, comenzar una relación era el principio del fin, porque todo empieza para terminar, así de sencillo —se detuvo por un momento, tomó aire y añadió—, los formalismos a muchos los obligan a comportarse de una manera distinta, dejaban de tener ese desenfado al contar sus asuntos, se comenzaban a tener secretos.
Cuando pensaba que había terminado, añadió, por ejemplo, tú y yo, nos lo pasamos bien por el hecho de que no hay nada serio entre nosotros, somos desenfadados y, estarás de acuerdo conmigo, eso cambiaría si nos etiquetáramos.
Con tales argumentaciones denotaba tener claro lo que quería y, esto me daba a entender que si pretendía seguir a su lado debía ceñirme a ello. En ese contexto me dio un beso, de esos que te dejan los labios adormecidos y pasamos la noche juntos, sin preocuparnos por nada, solo vivíamos el momento.
Todo iba bien, salíamos, disfrutábamos de nuestras quedadas y, de paso, nos conocíamos, cada vez había más confianza, fue una buena temporada, pero un día eso terminó, así como comenzó, no dejó nada dicho, tampoco sabía en dónde buscarla o saber su paradero, ya que coincidíamos por coincidir, sin tener nada acordado. En esta situación lamentaba no haberle preguntado en dónde vivía o su teléfono, pero no me pareció que fuera necesario, no lo consideraba resaltante, preferí no ser invasivo, si me quería proporcionar esa información era cosa suya.
A pesar del distanciamiento nunca dejé de pensar en ella, pero mi vida continuó, seguí con mis asuntos, traté de mantenerme ocupado, más nunca la olvidé.
Hasta que un día, la volví a encontrar, realmente me sorprendió, es más, ella era consciente de ese hecho, me dijo escuetamente, a que no esperabas verme de nuevo, yo respondí que no (cabrona), pues como se había ido sin decir adiós, pensé que era para siempre, a ver —dijo—, nada es para siempre, ni las despedidas, en ese instante soltó una carcajada.
Por su forma de actuar parecía que nunca se hubiera ido, por esa misma razón, y porque (creía que) la conocía un poco, no le reclamé nada, además solo éramos amigos, también hice como si nada hubiera pasado, por seguirla dejé todo de lado, tenía asuntos entre manos, pero no me parecieron importantes, prefería su compañía, me sentía como antaño, me reconfortaba. Aunque tenía muchas preguntas, no le formulé ninguna, como dije no tenía que darme explicaciones, tampoco se las pedí. Como parecía que nunca se hubiera ido, intenté que todo empezara en donde se quedó, como si el tiempo se hubiera congelado, hice un esfuerzo para retrotraerme a esos días del pasado, comenzamos a disfrutar de todo como siempre.
Así estuvimos un tiempo, nos divertíamos, seguía sorprendiéndome con sus frases y planteamientos, había añadido más conocimientos a sus expresiones, no obstante, en esta oportunidad demostró un lado diferente, uno que desconocía, a veces, mientras hablábamos se mostraba enfadada, quizás por la confianza que teníamos, luego pasaba a estar triste, pero sobre la marcha cambiaba de gesto, quería demostrar que era impasible y que tenía una fuerza única, algo que desde su perspectiva era lo correcto, pero desde la mía, no, pues no estaba mal mostrar debilidades, ya que éramos humanos, no era necesario mostrarse duro en todo momento, a mí me hubiera costado trabajo hacerlo.
Pese a todo pasó lo mismo que la vez anterior, desapareció sin dejar rastro. Quedé destrozado, con muchas dudas, además de un conjunto de elucubraciones que no apuntaban a nada, y aunque me dije que volvería a mi vida de siempre, fue más difícil de lo que creía, para empezar, tuve que disculparme con la gente que había dejado colgada, tras muchos intentos conseguí que todo fuera más o menos como estaba antes de que apareciera mi amiga.
Mi vida no era la ideal, esa solo existe en los sueños, lo tenía claro, por eso tampoco le exigía que fuera perfecta, porque con sus imperfecciones me hacía ver diferentes matices de la existencia.
Todo seguía su curso, me acostumbré a mis rutinas, me resigné a seguir unos horarios, había comprendido que el sistema estaba hecho para que pasaras por el aro, no había otras opciones, no se podía elegir, poco a poco te empujaba a enterrar tus aspiraciones.
Lo único que me hacía olvidar mi día a día eran las salidas nocturnas con los colegas, en una de esas salidas, por cuestiones que aun desconozco, me la encontré nuevamente.
Tras su aparición en mi vida, el orden de mi mundo dejó de tener sentido, me di cuenta de que todo era una mierda, no se parecía en nada a lo que hubiera querido, en cierto modo que apareciera hizo que despertara y me diera cuenta de eso.
Volvimos a charlar, a salir. Era como siempre, en esta ocasión quería auto engañarme y creer que duraría mucho tiempo, que, de repente, esta vez era la definitiva, que no se volvería a ir, pero de más está decir que en esta oportunidad no fue diferente, hizo exactamente lo mismo, solo que en esta oportunidad dejó mi mundo de cabeza, me sentó peor que las veces anteriores, estaba hecho un lio, no sentía que tuviera las fuerzas necesarias para recuperarme.
Parecía que solo venía en busca de algo, no sé de qué, una vez que lo conseguía, desaparecía.
Analicé esta última situación, no me consideraba un pusilánime por dejar que me mangonearan de ese modo, simplemente era alguien que vivía estancado en un momento, un sueño del cual no quería despertar, aunque siempre lo hacía (del peor modo), pues cada vez que se iba sentía el frío inclemente de su desdén.
Ahora llevo una temporada tranquila, todo discurre sosegadamente, intento seguir con mi vida, sin embargo, desde la última vez que apareció ha pasado bastante tiempo, cuando aparezca nuevamente (porque espero que lo haga), no me pillará por sorpresa, aunque conociéndola, lo hará, a pesar de creer lo contrario, para irse sin más.


































































































































































































































































































































































































































































































































