Creatividad

A ciegas

Los avisos de que algo no iba bien lo comenzaron a molestar a primera hora de la mañana, pero no hizo caso, siguió haciendo su vida como si nada estuviera pasando.
No fue hasta muy avanzada la tarde cuando, sentado en un bar y con una caña al lado, leyó distintos mensajes que le fueron llegando, cada cual más alarmante, alguien había tenido acceso a su información personal y estaba haciendo estropicios en los perfiles que poseía.
Incluso llegaron a cambiar los accesos a la red social que más apreciaba. La tenía desde hacía dos lustros, cuando se hizo el perfil no era muy conocida, fue uno de los pioneros, por aquella época eran pocos, pero ahora eran millones, probablemente al tener una cuenta antigua estaba en el punto de mira de los hackers.
Si bien no era algo de vida o muerte, pues tenía claro que, aunque fuera un coñazo, todo tenía solución, le costaría cerrar la brecha de seguridad que, ahora mismo, lo estaba aquejando.
En ese instante se fijó en la gente que lo rodeaba, todos estaban tan tranquilos, sin darse cuenta de la problemática que se vivía en el mundo actual, en el mundo digital, en el que podía pasar de todo lo inimaginable.
¿En qué momento se habrían filtrado sus datos?, ¿cómo obtuvieron esa información? Se devanaba los sesos, pero no encontraba respuestas.
Él consideraba que sabía menearse en esos entornos, por eso las dudas lo tenían intranquilo. La incertidumbre le estaba complicando el día, si hubiera estado atento desde el inicio, tal vez, ahora mismo, no estaría inmerso en esa situación.
Siguió sentado en aquel lugar, centrado en el móvil, cada cierto tiempo cuando dejaba de escudriñarlo, remojaba los labios, sin embargo, la bebida no le resultaba agradable como en otras ocasiones, era más bien amarga como la tarde.
Al salir, pensaba en pedir ayuda, hablarle a un especialista sobre lo que le estaba pasando, para que le diera las directrices necesarias para lidiar con aquel embrollo, pero esto significaba reconocer que no daba la talla para hacerle frente a esa encrucijada, por eso se dijo que encontraría la solución, en cuando se pusiera delante del ordenador todo sería más fácil, hasta ahora había sido complicado porque estaba intentando solucionar todo desde un equipo telefónico, esto, sin duda, era estar en desventaja.
Al salir a la calle, y mientras caminaba hacia su casa, le jodía el no ver de dónde le venían los golpes, aquel tipo, o tipa, que estaba dándole dolores de cabeza era un ente invisible, no estaba ahí, pero sí estaba, pues a través de las redes seguía accediendo a su información, le demostraba con cada nueva notificación que, efectivamente, existía, que no era una alucinación, todo estaba quedando registrado.
¿En qué momento su vida comenzó a girar alrededor de algo inmaterial, en torno a un espacio que estaba en todos los lugares a la vez?
Siguió pensando, hasta ese momento no había caído en lo importante que era su información personal y la forma pueril en la que se estaba protegiendo, pero su naturaleza no era proactiva, era más bien reactiva, por eso mismo recién estaba dándose cuenta del alcance de la situación en la que se encontraba.
Miraba a todas partes y pensaba en el problema que tenía, ¿alguien más pasaría por algo así y podría entenderlo?, seguía diciendo que eso de ir a ciegas, sin saber por dónde lo atacarían era lo peliagudo del asunto, por lo menos si alguien lo quería asaltar en la calle, podría escapar, guarecerse, pero en este caso, fuera a dónde fuera seguía estando inseguro.
Llegó a casa, encendió el portátil, comenzó a ver detalladamente lo que estaba pasando, durante su análisis confirmó sus sospechas, el tema era grave, pero dentro de toda esa gravedad había una pequeña luz, un halo al que se agarraría para solucionar el lío.
Sin saber cómo, solo por intuición tras varias horas, llegó a un punto en el que le permitió acceder a su cuenta, viendo que el atacante tenía el control de su mail, decidió cambiar el método de verificación, se le ocurrió que no había nada más seguro que su número de teléfono, al no tener acceso a él, el ladrón informático no sabría como alterar las opciones de identificación, pues desde su perspectiva era improbable que accedieran a su equipo móvil. De este modo modificó todo y guardó la nueva información. Cansado por el esfuerzo mental, se fue a descansar.
Al despertar, se sintió reconfortado, les había demostrado a sus atacantes que no era un pardillo, que ahora estaba dos pasos por delante, podría dejar de darle vueltas a la cabeza, seguiría con su vida, como si nada hubiera pasado.
Los cambios que había realizado habían surtido efecto y para comprobarlo, haría un análisis más, quería ver si su solución era el parche requerido.
Con eso en mente se sentó en el escritorio, encendió su ordenador, procedió a hacer lo que se había dicho apenas se levantó de la cama, durante el tiempo que esperó a que todo se cargara, se le pasó por la mente que probablemente los atacantes habían movido ficha para volver a recuperar el control, pero se dijo que esto era improbable, no había recibido ningún mensaje en el móvil y eso significaba que no volverían a causarle dolores de cabeza, pero esto solo lo sabría al volver a revisar todo ese entorno inmaterial.

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