Creatividad
Cíclico
Un día se levantó sin notar nada diferente, el ambiente era idéntico al de otras jornadas, aparentemente todo discurriría como de costumbre.
Un día se levantó sin notar nada diferente, el ambiente era idéntico al de otras jornadas, aparentemente todo discurriría como de costumbre.
Varias semanas atrás dejó de seguir a los medios de comunicación locales, se cansó del modo en el que trastocaban la información, la manipulaban, descontextualizaban y la utilizaban para sus fines. Entendía que eran negocios, nadie invierte dinero para no obtener ganancias, pero el nivel al que estaban llegando era espeluznante, ponían palabras en boca de sus entrevistados, los conminaban a proferir discursos en contra de determinados movimientos o posiciones, era difícil, pues si estos no caían en el juego, los sacaban del aire, su lugar era tomado por el conductor y sacaba a relucir su talante, verbalizaba la diatriba que esperaba como respuesta.
Seguía en su posición, prefería consumir otros contenidos, unos que no se colgaran la medalla de ser los ostentadores de la verdad, cuando no tenían credibilidad.
Como todo apuntaba, ser pacifista era un acto de fe, la opinión general de las altas esferas políticas era meterse de lleno en un conflicto armado, aunque no se nos hubiera perdido nada en él, sin tomar en cuenta las opiniones divergentes, ya que alguno las tildó de cobardes.
El día no era diferente, sin embargo, al hacer un rápido barrido por las cadenas de televisión, notó que había algunas que no estaban disponibles, pensó que se le había estropeado el decodificador (no sería la primera vez), intentó solucionar el tema como en otras oportunidades, pero no fue posible, su sorpresa inicial dio paso a la incredulidad de lo que estaba viendo.
Confiaban a rajatabla en su asertividad, en la ceguera de alinearse con un determinado grupo, para que, si todo salía bien, pudieran estar a la vanguardia en el nuevo orden.
Leyó que bloquearían la emisión de ciertas cadenas televisivas, los entes encargados habían realizado un informe indicando que su línea editorial se alejaba de lo que consideraban adecuado para los ciudadanos. Pensó que no pasaba de ser una mentira, de esas cosas que se sueltan como una amenaza, que no trascienden, pero esta vez fue en serio, solo se podía leer un cartel que decía: Emisión suspendida hasta nuevo aviso.
Cuestiones geopolíticas, pugnas de poder, tratados vinculantes, le podía la emoción de estar viviendo de cerca eventos que solo pudo encontrar en libros, hechos que parecían sacados de películas, acciones noveladas que rellenaban los imaginarios.
Hasta un nuevo aviso, tenía cojones la cosa —se dijo—, no eran cadenas en las que se detuviera todos los días, pero, le jodía que no estuvieran disponibles.
La incertidumbre de no saber cuál sería el desenlace, quizás, era lo que cundía en su estado de ánimo, pensó en una obra que tardó varios años en ser escrita porque su autor no sabía cómo concluirla, debido a que estaba narrando un hecho que se estaba produciendo en ese momento.
Un grupo de personas decidió por él, se encargaron de indicar lo que era importante o no, lo que debía consumir, porque no lo consideraban lo suficientemente inteligente como para saber discriminar la información que recibía.
Su producción giraba en torno a un par de criminales, con uno de ellos se sintió identificado y trató de mostrar su lado humano, así buscaba que el lector empatizara con el personaje, en cierto modo, durante la lectura de aquel documento, conseguía su propósito, sin tener conocimiento de lo que sucedió, incluso romantizaba la figura de ese tipo deleznable.
Le sorprendió que en estos tiempos se pusieran en marcha estrategias de siglos pasados, en las que se evitaba que cierta información llegara a la población para que se mantuviera inalterable el discurso oficial. Estrategias decimonónicas en épocas modernas, una contradicción en un espacio que se vanagloriaba del librepensamiento.
Logró terminar su escrito, pero lo marcó de la peor manera, después de publicar esa historia no volvió a escribir más, lamentablemente, su genio se fue apagando.
No le entraba en la cabeza que pudieran hacer eso en un lugar que consideraban como la cuna de la libertad, en donde se respetaban los derechos fundamentales de las personas y, asimismo, se jactaba de ser un espacio en donde podían tener cabida cualquier vertiente ideológica, sin verse manipuladas, ni censuradas.
Con todo lo que estaba viviendo podría tener un juicio más certero, tener una visión más diáfana de lo que acontecía, sin embargo, si se repetían ciertos comportamientos, plasmados en distintos textos, estaba claro que nada bueno le depararía la experiencia.
Por primera vez vio como realizaban ese tipo de acciones, no le dejaban acceder libremente a unos contenidos determinados.
Meterse en embrollos así, era quimérico.
Se le ocurrió llamar a la operadora de la señal, no fue fácil comunicarse con un responsable, sin embargo, no pudo hacer nada, la orden era inamovible, se cortaba la transmisión y punto, no había más vueltas que darle —se disculpó y cortó la comunicación.
Valoraría estar en ese lugar, viviendo en sus carnes cosas que solo leyó.
También salieron noticias de que se comenzaría a etiquetar a determinados comunicadores como divulgadores de una determinada posición, los marcarían para que la gente supiera la calidad de los personajes con los que trataba, no era necesario ser seguidor acérrimo, bastaba con mostrar simpatía, nada más.
Un juicio más certero, tendría un juicio más certero —pensó— diría que estuvo ahí, se movió en ese territorio, como si fuera una gran aventura.
Era una especie de acoso, persecución, una manera moderna de señalar a los que pensaban diferente, a los que eran de mente más abierta, no obstante, esa etiqueta se la podían poner a cualquiera, tendría que ir con cuidado, sentía que no podía opinar libremente.
Un momento único, sería una época irrepetible, se escribirían libros, versarían sobre ello, darían pautas de lo que sucedió, podría ser que la historia fuera cíclica.
El día era como cualquier otro, no notó nada diferente, sin embargo, le habían cercenado parte de su libertad de expresión.