Creatividad
Interpretación a destiempo
Últimamente se le dio por releer textos que había analizado en algún momento de su vida, tenía en mente eso de que un escrito, dependiendo de su calidad, te da nuevas ideas en cada lectura y en cada etapa de la existencia, ya que no es lo mismo leer un libro cuando se tienen 16 años a leerlo cuando se duplica esa edad, con esto tenía planificado coger un texto que no supo apreciar en toda su extensión.
Un colega, por aquellos años, le recomendó su lectura, tienes que leerlo, es una maravilla —afirmó.
Lo dijo con tanto entusiasmo que responderle con un no me interesa, era igual a faltarle el respeto.
Lo ponía al nivel de un libro muy popular, si no lo recordaba mal era de…
Más cuando lo leyó se quedó con la sensación de no haber prestado demasiada atención a sus páginas porque no le había entusiasmado demasiado, también es cierto que aplicó un tipo de lectura superficial, no se preocupó en buscar el sentido de lo que el autor quería decir, además, mientras estaba leyendo, pensaba en otras cosas, no estaba centrado, de tal modo que pasaba las páginas mecánicamente (no hay nada peor que leer de este modo).
Al concluirlo se quedó pensando en cualquier tema menos en lo que le había dejado ese escrito.
Cuando esto sucedió se planteó que, tal vez, su gusto no se parecía al de los demás, ¿sería especial?, de repente era diferente. Por eso le sentó fatal no tener nada que aportar en las conversaciones que versaban sobre esa novela. Le jodía quedarse callado, cuando en otras ocasiones tenía buenas intervenciones. Se sentía como el chaval que no había hecho los deberes, tendría que haber pasado de esa reunión, pero ya metido en ella, aguantaría en su silencio.
Se dejó llevar por el consejo, pues no tenía demasiado bagaje en cuestiones literarias, por eso, fiarse de las recomendaciones, no resultaba del todo malo. Se dirigió a la biblioteca y lo cogió, con esto esperaba empezar un camino rico en párrafos, interpretaciones y sentidos, además de la cultura que le permitiría acumular.
No bien lo abrió le pareció difícil de leer, fue pesado pasar de la primera página, sintió que se había metido con una producción para la que no estaba destinado, tenía metido en la médula eso de que los textos tienen un determinado fin y un lector ideal.
¿Cómo era posible que le recomendaran un libro tan intrincado? Se vio superado.
Demoró casi un mes en leerlo, lo que implicó problemas con los encargados de la biblioteca, pues solo permitían un limitado número de préstamos, aun cuando no hubiera alguna reserva de por medio. Incluso uno de los que atendían le dijo sarcásticamente que igual si leyera más rápido no tendría tantos problemas.
Para evitar este inconveniente pensó que sería bueno hacerse con un ejemplar.
Un par de días se dedicó a la tarea de encontrarlo, así podría ir a sus tiempos, nadie lo apuraría, la tarea resultó infructuosa. El libro estaba descatalogado en la mayoría de las librerías, hasta que se topó con un vendedor que le aseguró poder conseguirlo, debido a que le era factible contactar con librerías del extranjero.
Esto al inicio le pareció excelente, pero tras escuchar el precio, sumando los costes de envío y del libro, le pareció elevado, se salía, por mucho, de su presupuesto, en esa época no contaba con mucho dinero, por lo tanto, dejó de lado esta opción, siguió con el texto de la biblioteca.
Con esfuerzo logró terminarlo, pero estaba claro que se le habían escapado muchas ideas, su comprensión lectora era pésima, tendría que trabajar en ese aspecto.
Se reconfortó con haber llegado al final, siendo tan pesada, tenía su mérito, no era tan cateto como para no conseguirlo.
Ahora con más bagaje cultural cogería ese mismo texto.
No bien empezó notó que el autor se reía en su cara, la primera vez no lo había entendido, ¡qué pardillo era! —se dijo.
En un análisis comparativo, el autor cotejaba una misma oración escrita por dos narradores, uno antiguo y otro actual, mostrando el distinto sentido que adquiría cuando pasaba de uno a otro.
Para su estudio las situó frente a frente y escribió un pequeño resumen desarrollando su valoración, explicando en uno de ellos por qué le parecía que destacaba el arte que mostraba el escritor contemporáneo, alabando sus dotes artísticas y su conocimiento de la lengua.
Mientras releía el texto y observaba minuciosamente las construcciones sintácticas, notó que eran la misma, comparando cada parte de ella no había diferencias.
Esto fue un gran descubrimiento, si lo hubiera pillado la primera vez, no lo hubiera sentido tan pesado y, de repente, hubiera sido distinta su experiencia. Para no olvidarlo, le hizo una marca con lápiz, apuntó lo que inicialmente había pensado que decía y luego lo que pensaba ahora, de tal modo que podía cotejar ambas posiciones.
Al descubrir que el libro entero era una tomadura de pelo, que pasaba por ser un escrito de calidad elevada, desentrañó todos los sentidos que en su momento se le habían escapado.
Si hubiera sabido lo que ahora, en aquellos años habría asombrado a sus amigos, se hubiera jactado de su sabiduría, de su sentido común e inteligencia, así como de su gran comprensión lectora, propia de superdotados, propia de gente ilustrada.
De este modo, entusiasmado, escribiría un ensayo, así daría lucidez a lo que el texto ocultaba, sería una guía para caminantes, una brújula para no perderse. Sin embargo, al ponerse frente al ordenador, no supo cómo empezar.