Opinión

La belle tour

Hace poco, en una plataforma de videos por demanda, me detuve en un documental que abordaba el tema de la construcción de la Torre Eiffel, mostrando el desafío que significó llegar a la mítica altura de los 300 metros, en donde Gustave Eiffel tuvo que enfrentarse con la reticencia de un sector que quiso evitar por todos los medios su realización, apelando a argumentos que iban desde lo estético a lo funcional. Sin embargo, el ingeniero francés se enfrentó a todos y logró demostrar que era posible crear arte con el hierro, material que, en aquella época, a finales del siglo XIX, solía usarse como un elemento que permanecía oculto en las construcciones porque no se consideraba agradable para la vista.
El nombre de esta realización francesa del 2020 es «El desafío de la Torre Eiffel» y está dirigida por Mathieu Schwartz y Savin Yeatman-Eiffel.
Algo que llama la atención al estar en París es que la Torre Eiffel se puede ver desde distintos puntos de la ciudad, a la distancia parece pequeña, pero conforme uno se acerca, su imponencia queda patente.
Todos los concurrentes buscan sacarse la mejor foto para tener una prueba de que estuvieron ahí, un recuerdo para la posteridad.
El atractivo que tiene este monumento no solo se circunscribe a su estructura, también reside en todo lo que genera a su alrededor, existe un gran número de negocios que dependen de esta.
Por esto es llamativo ver la diversidad de objetos relacionados con la torre que ofrecen al visitante, a sus pies se ha creado un ambiente festivo alimentado por los asistentes que se congregan en esa área para coger los ascensores y así acceder a lo más alto de la construcción, estos no tienen miramientos en hacer largas colas para lograr su cometido.
Una vez que se accede a su parte más alta uno descubre unas vistas inigualables y no solo eso, también hay tiendas en las que podemos adquirir algún detalle que dé testimonio de la visita.
Este monumento ha dejado de ser algo meramente decorativo para tener una significación profunda dentro de la sociedad parisina.
En la actualidad uno asocia a París con esa gran torre ideada por Eiffel, sin embargo, pocos saben que en un principio no fue bien aceptada, hubo distintos detractores que se opusieron a su construcción, entre ellos Jules Bourdais un afamado arquitecto de aquellos años que propuso la construcción de una torre de granito que tendría una altura de 370 metros. Asimismo, sostenían que rompería la armonía del paisaje e iba en contra de la tradición arquitectónica de la ciudad.
Hoy no se recuerda a quienes se opusieron a la construcción del afamado monumento, salvo que uno quiera empaparse del tema, quedando patente que la novedad que otorgó a la ciudad luz ayudó a que su significación se actualizara y se hiciera con un atractivo único.
La Torre Eiffel es un buen motivo para volver a París, es un gran logro de la ingeniería que disfruta todo aquel visitante que se anima a perderse en su grandeza.

Lume

Agli