Opinión
La muerte en un invento
Cuando me acerqué a la obra «Oppenheimer», película de 2023 dirigida por Christopher Nolan, tenía pocas expectativas, el tema de la construcción de la bomba atómica no es de mis preferidos, debido a las muertes que causó en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Pero tras mi renuencia inicial, cedí, por eso la vi hace pocos días.
Tengo claro que había más soluciones que la de exterminar a inocentes lanzando la bomba atómica para presionar a su gobierno, no estoy de acuerdo con la posición de quienes sostenían que era la única forma de ponerle fin a La Segunda Guerra Mundial, a la postre se supo que todo esto se hizo para dejar patente el poderío nuclear que tenía Estados Unidos, el mensaje iba dirigido a los rusos.
Esta solución es equiparable a lo que sucedió en el Holocausto, pues muchos inocentes murieron, fruto del recelo de quienes tenían poder de mando, centrados únicamente en los beneficios que podían obtener.
Sin embargo, esta realización no va sobre la bomba atómica o, por lo menos, no se centra al ciento por ciento en ella, va sobre uno de los físicos norteamericanos más conocidos del mundo, la forma en la que juzgaba los eventos que sucedían a su alrededor, el modo en la que se dieron ciertos hechos y como se fue configurando el nuevo orden tras el fin de la guerra. Asimismo, muestra cómo su posición en contra del uso de armas nucleares, tras comprobar lo catastróficas que podían ser, le generó animadversión dentro de los círculos encargados de la seguridad nacional norteamericana.
Si bien, el impulsor de la bomba atómica, Oppenheimer, no fue quien lanzó el arma de destrucción masiva, su invención le provocó un conflicto moral, ya que otorgaba a la humanidad un arma con un poder destructivo tal que podía destruir el planeta entero, es decir, su mayor logro fue también su mayor castigo, pues tenía claro que siempre se lo asociaría con la muerte.
La realización de Nolan sorprende por sus saltos temporales, es ágil en el modo de presentar las distintas escenas, por momentos juega con el espectador, lo seduce, le hace creer que su historia es lineal, sin embargo, se precisa atención para no perderse en las trampas que pone el director. Igualmente, las interpretaciones juegan un papel fundamental, los distintos actores bordan sus papeles, gracias a un buen guion y unos diálogos interesantes.
Tras ver la realización sentí que me había gustado más de lo que me esperaba, el ritmo dinámico que tiene el montaje de la película, así como su narración, hacen de ella una experiencia interesante, a pesar de que dura tres horas, no resulta pesada, por suerte aborda el aspecto humano de los científicos que se encargaron del proyecto Manhattan, los sacrificios que hicieron, la forma en la que llevaron la teoría a la práctica y la oposición de varios de usar su invento para causar muerte, sabían, según sus cálculos, que su poder era excesivo, desmedido, para que lo usara el hombre.