Opinión
Just do it
En una reunión, un tipo le expone a un jugador en ciernes lo que su empresa le puede ofrecer. Apela a lo sentimental. Confía en que llegará a ser una súper estrella, él tiene buen ojo y algún día, cuando el novato se convierta en referente del deporte que practica, baloncesto, recordará aquel momento como el punto de partida hacia la grandeza, en la que aceptó el reto de convertirse en la cara visible de la marca. A pesar de su discurso, aquel captador de talentos, no las tiene todas consigo, sabe que la competencia es dura en el mundillo de los patrocinios deportivos y que aquel chico no los tiene como su primera opción (no es tonto), en tal contexto duda si valió, o no, la pena, apostar todo a una sola carta.
Sobre estas líneas se sustenta la película de 2023, «Air», cinta que utiliza una fórmula efectista, apelando a la emotividad del espectador. Desde el primer momento, gracias a su banda sonora e imágenes, nos adentra en un mundo que repleto de rememoraciones y de hechos que son sustanciales a la hora de entender la evolución del mundo del calzado para practicar el baloncesto.
Unas deportivas son sólo deportivas hasta que se las pone el mejor, es una premisa que marca el punto de quiebre en la cinta, el deportista entiende que otorga un valor añadido a un simple objeto de cuero (y en algunos casos de material sintético).
A partir de aquí, la forma de negociar con las marcas deportivas cambió, los jugadores se dieron cuenta de que con su desempeño y logros daban fama a la marca que los auspiciaba, y al ser un eslabón esencial dentro del negocio, podían estar a la par a la hora de repartirse las ganancias.
Algo que juega a favor de esta realización es su dinamismo, tiene un buen ritmo incluso con sus diálogos extensos que, aun siendo entretenidos, y correctamente elaborados, podrían haber lastrado el desarrollo de la trama, haciendo que la narración no avanzara, se dejaran varios puntos en el aire, deviniendo en una cadena de sinsentidos.
Asimismo, no se extraña que no aparezca en escena el personaje sobre el cual recaen las expectativas de si firma o no el contrato de patrocinio (aunque hubiera resultado interesante que lo hiciera). Este hecho se obvia gracias al buen uso del juego de cámara que nos ofrece la sensación de la presencia del deportista durante las negociaciones.
La película entretiene, el tiempo que dura te mantiene expectante y ansioso por saber cuál será el desenlace, ¿se firmará, o no, el contrato de patrocinio?, es la gran interrogante o si logrará cambiar el mundo del deporte aquel jugador en ciernes o simplemente el discurso que soltó el empresario era una mera formalidad para convencerlo.
Esta historia es de sobra conocida, cómo Michael Jordan firmó por Nike, pero esta vuelta de tuerca, la forma de narrarla, le da toques de frescura, este enfoque aborda desde otra perspectiva la forma en la que un tipo siguió su intuición y, al hacerlo, no se equivocó.