Opinión
Un lugar mejor
Me senté delante del televisor, era fin de semana, quería simplemente pasar el rato, no complicarme, ver lo primero que encontrara. Sin embargo, no fue fácil dar con algo de mi agrado. En pocas palabras, decir: veré lo primero que encuentre es una falacia, por experiencia, nunca he seguido esa premisa, no la he cumplido.
En ese momento recordé que unos cuantos días atrás, revisando contenidos en una de las plataformas de video bajo demanda, me topé con varias películas de Woody Allen. La emoción fue grande, pues es uno de mis directores de cabecera. Dentro de los títulos encontré algunos que ya había visto (en mala calidad gráfica, no se acercaban ni por asomo a la alta resolución, con una imagen que distaba mucho de las posibilidades actuales). En esa tesitura, me centré en dos que no pude disfrutar en su momento: Everyone Says I love you y Deconstructing Harry, echándolo a la suerte (sin ser fácil) me decanté por la primera.
Todos dicen I love you (Woody Allen, 1996), entremezcla comedia y música, su trama cuenta de forma singular una historia que transcurre entre New York, París y Venecia, en donde se retrata a una familia neoyorquina, compuesta por miembros variopintos que pasean sus problemas por las locaciones del filme. A través de sus giros, sus personajes se interrelacionan con humor e ironía, siendo un homenaje a los musicales de la época dorada de Hollywood.
La película es una sátira que se mofa de las clases acomodadas que viven en La gran Manzana, nos muestra los problemas baladís que les aquejan, sus rifirrafes, sueños y sus ideas cambiantes, asimismo hace hincapié en la forma desfigurada que tienen de percibir la realidad, porque casi siempre se aleja de la del ciudadano de a pie, exponiéndonos en sus conversaciones triviales esa característica.
El director plantea que todos, en algún momento dicen i love you, a pesar de que muchos nos empeñemos en negarlo, por eso en las escenas más conmovedoras de la película, la gente exterioriza sus sentimientos a través de una canción, porque no hay mejor vehículo para expresarse que cantando al son de una bella melodía, al alcance de cualquiera, independientemente de su edad y complejos. La monotonía del día a día, oscurece nuestra percepción, llevándonos a considerar que el mundo no es el lugar que esperábamos, pero perdemos de vista que, a pesar de esa apreciación, siempre habrá personas que hagan de este orbe un lugar mejor.
La cinta concluye, comienzan a salir los créditos, la música que se escucha de fondo da un buen cierre a una historia que está perfectamente engarzada, rememoro lo que he visto y siento que los momentos cómicos han sido gratificantes, tendré un buen recuerdo de lo que acabo de ver. El viaje que he realizado como espectador, lamentablemente concluirá al oscurecerse la pantalla, después pasará a formar parte de las obras que habré visto a lo largo de mi vida. Evocaré esta experiencia y conseguirá arrancarme una sonrisa.
Mitchel Ríos