Opinión
Un hombre común
Había leído algunas cosas sobre la vida de este personaje, cubierto por el aura que el mundo le había puesto por sus grandes aportes a la ciencia, la gente dedicada a escribir sobre sus grandes logros a nivel profesional se encargó de encumbrarlo al olimpo de las personalidades, de tal modo que nadie pudiera aspirar a llegar a la altura de una celebridad tan connotada. La biografía, como casi todas, se centraba en los aspectos en los que sobresalía, quedando la idea de ser una persona perfecta, sin sentimientos y sin pasiones, trataba de mitificar la figura; alejándola de cualquier elemento vulgar y deshumanizándola, quizá lo único llamativo —con lo que cualquiera pudiera sentirse identificado— y estaba contado como algo anecdótico, era el poco apego que tenía a la escuela, sentía que no le aportaba nada útil.
Autodidacta, leía cualquier libro de física que caía en sus manos, logró evolucionar su pensamiento crítico y abstracto, miraba la realidad desde otra perspectiva, por eso cuando hacía patente su pensamiento tenía problemas con su entorno —ser un libre pensador en cualquier época ha sido un problema; quebranta paradigmas establecidos por la autoridad—. Aplicaba lo que Sherlock Holmes, no es necesario conocer todo, con conocer lo que a uno le interesa basta, lo mejor es especializarse y centrarse en un campo, abarcar todo significa difuminar el conocimiento; se es más productivo siguiendo un solo camino que varios a la vez. Ese espíritu transgresor hizo que defendiera sus ideas y lograra las metas que se había propuesto, el límite del saber es el límite de la imaginación.
Lo que leí acerca de este personaje se centraba en la parte visible, la capa externa que todos podían ver; se quedaba en la superficie, no mostraba la cara profunda del mismo, exponiendo el discurso que todos conocemos —como si de una historia oficial se tratara—. Sin embargo, cuando uno se pone a investigar y a leer estudios que no se centran únicamente en los aspectos conocidos (los aportes que realizó a la física y el premio nobel obtenido), podemos obtener una visión más integral, por lo tanto, una mirada más detallada de la persona detrás del personaje; permitiéndonos descubrir lo que se escondía una vez que dejaba toda la fama en los salones de clases y los laboratorios, para centrarse en su vida cotidiana; satisfacer sus necesidades fisiológicas.
Saber que una figura de la talla de esta celebridad es alguien terrenal, hace que uno se sienta más cercano; no está tan alejado de cualquier persona común y corriente, al igual que todos nosotros también tenía fantasmas, temores y demonios, todo lo bueno que conseguía en el aspecto profesional distaba de la relación que tenía con su primera esposa, sus hijos, los problemas personales que le afligían y el poco tacto que tenía para interrelacionarse con las personas.
Tratando de saber más, me enteré que iban a dar una serie en la televisión sobre su vida, inspirada en la obra Einstein: His life and universe (Einstein: Su vida y su universo) de Walter Isaacson, publicada en el 2007. Este autor también escribió un libro sobre Steve Jobs, ágil, sencillo y sin puntos en los que uno pudiera entramparse a la hora de leerlo, toda la información estaba contenida en el mismo texto a lo que se agregaban una serie de fotografías, como elementos anexos para armar el puzle de lo que nos estaba contando.
La serie sobre Einstein está dividida en 10 capítulos, durante los cuales nos va contando la vida de este notable físico. Como recurso, utiliza los flashbacks, nos muestra al Albert viejo, catedrático de la universidad de Berlín, y al joven, lleno de aspiraciones y sueños, ansiando llegar algún día a ser un físico reconocido. Esta biografía está enmarcada dentro de la primera temporada de una serie llamada Genius, transmitida por el canal National Geographic. La reconstrucción de ese espacio nos presenta a los personajes que fueron coetáneos del científico, también expone como había cierto rechazo por parte de algunos científicos a validar la teoría de la relatividad porque se basaba en simples suposiciones, por eso cuando le dieron el Nobel de física de 1921 no se lo dieron por esta hipótesis, sino, por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico. Con el tiempo fue comprobada, aceptada y divulgada por los especialistas en el tema.
Desde el primer capítulo es una serie que atrapa; es interesante poder observar que un personaje de su nivel era tan común y corriente como cualquiera de nosotros, lo único que lo diferenciaba era que se aplicaba el dicho de Napoleón: «La estatura de un hombre no se mide de la cabeza al suelo, sino, de la cabeza al cielo». La altura de un hombre se mide en relación al tamaño de las ideas, sueños y aspiraciones que tenga.
Mitchel Ríos