Opinión
Situación límite
Hace algún tiempo me hablaron de la película «Todos lo saben», estrenada el año pasado. Al acercarme a esta producción cinematográfica no tenía referencias sobre su director Asghar Farhadi, de origen iraní. Leyendo varios artículos sobre él, me sorprendió su currículo. En el año 2006, por su realización «Chaharshanbe-soori» ganó el premio a mejor película tanto en el festival de cine de Las Palmas como en el de Chicago, en el 2009 se llevó el galardón a mejor director por «A proposito de Elly» en el festival de cine de Berlín, además se hizo con dos premios Oscar, uno por «Nader y Simín, una separación» (2011) y otro por «El viajante» (2016). Por discrepancias con las políticas de inmigración norteamericanas no asistió a recibir este segundo premio. Al aumentar su prestigio comenzó a involucrarse en proyectos alejados de su país, primero en Francia, más tarde en España. Actualmente, está considerado como uno de los directores más importantes a nivel mundial, resaltando su sensibilidad y su preocupación por los detalles a la hora de filmar.
«Todos lo saben» tiene como referencia el mundo rural español. Para representarlo de mejor manera el autor solicitó la opinión de Almodóvar. El espacio donde se representa está alejado de la ciudad. La trama se inicia con un reencuentro, conforme se van sucediendo las primeras escenas, el autor nos lleva de la mano para acercarnos a ese medio cercano y alejado al mismo tiempo, podría ser cualquier pueblo, sus modos, sus costumbres y las construcciones son similares a las de cualquier espacio en esos recónditos lugares. La cámara nos va presentando a los actores: Laura (Penélope Cruz), Paco (Javier Bardem), Alejandro (Ricardo Darín), Fernando (Eduard Fernández) y Antonio (Ramón Barea), por citar algunos, personajes implicados íntimamente dentro del devenir de la realización y sus tejemanejes.
Al inicio, todo es felicidad, el retorno a las raíces, al pueblo que siempre está esperando el regreso. La familia espera y esa confraternidad se percibe, todos sonríen. Al final llegamos a sentirnos parte de ese ambiente. Esa calma se ve resquebrajada y, de pronto, nos sumerge en un estado de inquietud que horada la buena convivencia en esa sociedad.
A lo largo de su metraje destapa las circunstancias y el pasado de los participantes; el conflicto a nivel humano se hace patente, lo dramático se ve representado en cada uno de sus diálogos, siendo el personaje interpretado por Bardem el centro de todo este conflicto, a pesar del buen humor que muestra a todos, se desmorona ante el conflicto y tiene que hacer un autoanálisis, debe examinarse en su espejo personal.
El argumento es perturbador ¿qué haríamos en una situación así?, un secuestro, ¿Seguiríamos a rajatabla las indicaciones de sus captores? o, en su defecto, ¿nos pondríamos en contacto con las autoridades pertinentes para lograr su resolución?, en frio podríamos realizar cientos de suposiciones, colocarnos en escenarios similares, pero, a fin de cuentas, no tendríamos la certeza de cual sería nuestro comportamiento.
El paisaje rural es al que nos remitimos para desconectar y, sin embargo, suele ser el espacio en el que pasamos de ser anónimos a ser reconocidos por todos.
Mitchel Ríos