En el mundo de la ficción se ha especulado sobre la posibilidad de ser joven eternamente. Muchos quisieran tener la fuerza y vitalidad de determinada edad, porque consideran que llega un momento en la vida en la que todo va en declive. Bajo esta premisa, este año 2024, se estrenó la película «La sustancia» que gira en torno a la idea de lo que pasaría si se inventara un fármaco que nos diera la posibilidad de disfrutar de la juventud siendo tú mismo, pero mejor en todos los sentidos.
En esta tesitura se encuentra Elisabeth Sparkle, una vieja gloria de la televisión que es despedida al dejar de atraer al público, pero que no se resigna porque considera que aún tiene mucho por ofrecer, es así como se irán dando una serie de hechos que la llevarán por un sendero peligroso, sin retorno.
Dentro de la historia del filme los hombres lo controlan todo, las mujeres tienen un papel subalterno y tienen que adaptarse a los parámetros (belleza, vestimenta) especificados por el centro de poder, por eso toda aquella que es elevada a la categoría de estrella, es utilizada como un elemento decorativo con fecha de caducidad que, cada cierto tiempo, será engullida por el cambio generacional.
Así pues, esta cosificación degrada a la mujer una vez que comienza a envejecer, empujándola a someterse a tratamientos para retardar este proceso natural, aun a costa de poner en peligro su vida.
En este sentido, esta realización nos lleva a través de ese mundo de degradación en dónde la promesa de belleza imperecedera pide como sacrificio la integridad personal, que devendrá en la caída en desgracia, en un proceso de degeneración, ejemplificado en diversas escenas en dónde la pulcritud y simetría de sus planos quedan en segunda línea, dando paso a lo grotesco.
Asimismo, es una metáfora del comportamiento del sistema capitalista que crea necesidades de la nada y lo vuelve dependiente, ya que, sin ellas, argumenta, no podrá conseguir la felicidad, no será exitoso. A cada ser, el sistema imperante, le inculcó que era dueño de su destino, sin embargo, no era más que una falacia, algo con lo que lo bombardeaban para servir dócilmente a sus amos.
Tras ver la cinta queda la sensación de que pudo haber sido mejor, tenía el material para ello, de igual modo su conclusión resulta forzada, de alguna forma quisieron darle sentido a una serie de planteamientos que se fueron quedando a medio camino sin llegar a ser desarrollados. No obstante, a pesar de sus agujeros y los fallos en el guion, la propuesta es interesante, probablemente su error es querer abarcar muchas cosas y no saber qué hacer con ello, así como el hecho de abordarlas solo por encima, el sistema capitalista, la manipulación de los medios y el machismo imperante, no dejando clara su posición, por eso, al no ahondar en esos puntos, no llega a ser un documento de protesta en contra de la sociedad actual, quedándose en una realización menor, en una caricatura de lo que pudo haber sido.