Opinión
Humor cáustico
En 1968 se estrenó la película El Guateque, protagonizada por Peter Sellers y dirigida por Blake Edwards, su trama se centra en contarnos la historia de Hrundi V. Bakshi. El personaje encarnado por Sellers, Bakshi, es un actor torpe, con mala suerte. Incluso durante un rodaje se mete en problemas y es despedido. Todo parece ir a peor, sin embargo, por un desliz es invitado a una velada en la que se reunirán personajes relacionados con el séptimo arte. Una vez dentro de la fiesta tendrán lugar una serie de situaciones risibles que caricaturizarán la forma pueril en la que se desenvuelven determinados círculos sociales.
Durante su desarrollo se van encadenando una serie de escenas cómicas (cada cual más desternillante), porque Hrundi se adentra en un espacio en el que no encaja, debido a su poco tacto a la hora de tratar con las personas. A pesar de que intenta ser agradable es observado con desconfianza por los anfitriones de la fiesta, su comportamiento solo consigue que se sitúe dentro de situaciones que se salen de control, ya que no es consciente del alcance de su torpeza.
Lo fundamental a la hora de ver esta obra, es dejarse llevarse por su ficción, solo así será posible adentrarse en su universo particular, si esto no sucede, lo más probable es que no nos sentiremos atraídos por su propuesta, ni tampoco podremos ser encandilados por su argumento. En tal sentido, si no funciona, seguramente pasará sin pena ni gloria por nuestra pantalla.
Todos, alguna vez, nos hemos sentido cohibidos, y por nuestro modo de ser nos hemos visto arrastrados a situaciones, sino surrealistas, descabelladas, sencillamente por sentirnos fuera de lugar. De repente, si hubieran filmado nuestro comportamiento, tendríamos nuestro guateque particular, un documento de que no somos tan hábiles como pensamos. Aunque pongamos todo nuestro esfuerzo, en determinadas circunstancias, ciertas situaciones no dependen de nosotros, sino de un conjunto de particularidades que forman la urdimbre de nuestra vida social.
Por momentos el humor de la producción parece desfasado, se espera más de una cinta que está catalogada como una de las mejores comedias jamás rodadas. Debido al uso que hace del lenguaje visual, los gestos de los actores dicen más que sus parlamentos, en este apartado no se puede negar su mérito, pero algunas escenas son caóticas y se alargan innecesariamente, quizás tenga que ver con el tiempo en el que fue filmada (los años sesenta del siglo pasado), y se esperaba cierta reacción en el público de aquella época que no se parece a la que tiene el espectador moderno.
Tras ver esta obra uno siente que esta delante de una gran interpretación, Sellers nos convence de que es un actor hindú, tiene una actuación destacada. Además, carga sobre sus hombros el peso de la historia, ya que es el hilo conductor de la narración, con esto nos lleva por los distintos recovecos del guion que deviene en un sinfín de sinsentidos, fruto de una suma de momentos alocados, delirantes y burlescos.