Opinión

Home sweet home

Nuestra situación puede cambiar sin previo aviso, nos encontramos en la cresta de la ola y luego todo comienza a torcerse, sin saber por qué, las cosas no salen como queremos. Algunos dirán que es cuestión de mala suerte, otros, que es debido a nuestro pasotismo y, tal vez, agregarán que se debe a la época en la que vivimos, en donde prevalecen las apariencias y todo gira en torno al dinero. Existen cientos de historias en las que alguien cae en desgracia, tienen que dejar las comodidades a las que está acostumbrado (tomando como tales el modelo de vida que nos vende el sistema) y en el proceso sufren una serie de sinsabores, tocan fondo, a pesar de sus intentos, no consiguen levantar cabeza, porque las cosas les salen mal, sin dudas, es sencillo arruinarse y perder todo lo logrado, la línea que nos separa de ello es sumamente diáfana.
Estos virajes del azar se muestran claramente en la película Hogar (Àlex Pastor, David Pastor, 2020), su trama se centra en narrarnos las desventuras de Javier: un buen día tiene que dejar el confort al que está acostumbrado y, muy a su pesar, se ve obligado a cambiar de domicilio. Sin embargo, no se resigna a la mudanza, pues acatar a pie juntillas lo que el destino le ofrece no entra en sus planes, por eso se embarca en la empresa de recuperar lo perdido, basado en la premisa de que el fin, justica los medios, aunque en el proceso haga caer a otros en la miseria.
La realización es crítica con ciertos aspectos de nuestra sociedad y queda patente en el drama de las personas que se embarcan en la intricada tarea de buscar trabajo pasada determinada edad. En la mayoría de las empresas prefieren gente joven, es más, cuando seleccionan los currículos, ven la edad y descartan al aspirante, simplemente por no estar dentro de sus parámetros de juventud, obvian sus capacidades y experiencia. En este contexto, ver que las puertas se cierran a la inserción laboral, a muchos les genera angustia, es difícil digerir la frustración de vivir en un medio que no valora las competencias. Lamentablemente en esa tesitura no hay otra opción que la de aguantar, tragar, y buscar otras soluciones, lo que implica adentrarse en la precariedad laboral, en donde no ofrecen las ventajas de un puesto estable, asumiendo condiciones desfavorables. Gracias a este ecosistema tienen las de perder, pues es eso o nada, generando con ello trastornos que luego devendrán, llevándolo al extremo, en actitudes como las de la obra. Todo lo que se imagina puede ser posible, en tanto se den las circunstancias adecuadas.
Hogar es una historia que entretiene y muestra en su desarrollo el problema que genera el modelo de sociedad en el que vivimos, en donde se fomentan actitudes egoístas, es mejor ser así, aunque en el proceso pisoteemos al resto, porque no existe otro modo de destacar. También nos prefigura la cara cruel del sistema, en dónde hay que alimentarse de los demás para lograr salir airoso.

Mitchel Ríos

Lume

Agli