Opinión
Un nuevo mundo
Neo tiene reminiscencias de un pasado que recuerda vagamente, pero que lo perturba, por eso asiste a la consulta de un psiquiatra, este le da un tratamiento y lo invita a dejar de lado cualquier locura que ponga en duda la realidad en la que vive.
El personaje interpretado por Keanu Reeves es programador de videojuegos, ha sido el creador de la popular franquicia Matrix que ha encandilado a un sinnúmero de usuarios, hecho que lo ha catapultado a la fama.
Sin embargo, comienza a poner en tela de juicio su existencia, siente que está atrapado en una mentira, es en esa tesitura cuando aparece Morfeo, este se ofrece como guía para ayudarle a abrir su mente y que entienda, en toda su extensión, el trance que vive. El camino de redescubrimiento no será fácil, será un proceso en el que irá aprendiendo las nuevas condiciones que se han establecido en el mundo fuera de la matriz.
Estas líneas perfilan, de forma sucinta, el argumento de Matrix Resurrections, película de 2021 dirigida por Lana Wachowski.
Uno de los elementos resaltantes de esta realización es enmarcarse en el metacine, durante todo su metraje nos indica, mediante el uso de distintas herramientas, que es una ficción, de igual modo recalca la mentira en la que está inmersa, no debe tomarse en serio, por momentos parece una parodia del mundo actual, en dónde se representan las imperfecciones del entorno en el que nos desenvolvemos.
Con su trama consigue hacernos partícipes de los dilemas de sus protagonistas, su cualidad es no dejar impasible al público. A lo largo de la narración acompañamos a Anderson y a Trinity, ambos representan la dicotomía que da fundamento al discurrir de las escenas, siendo la baza esencial de su recorrido semiótico. Su historia, que se cimenta en la redención que supera el tiempo y el espacio, consigue llevar a cabo la construcción de su relación, con esto, el director nos muestra que el valor de las personas es invaluable, está por encima de todo, y supera cualquier ambición material.
Matrix 4 te puede gustar o no, no hay término medio, no es un filme que te deje indiferente. Los puristas de la trilogía original, quizás se hayan sentido defraudados, porque no ofrece nada nuevo, no tiene escenas memorables que puedan pasar a la posteridad como Matrix 1, es más de lo mismo que se trae abajo una trama que no debió retomarse.
Asimismo, como bien dicen en varias partes de la película distintos interlocutores, es necesario tener la mente abierta, olvidarse por un momento lo que consideramos verdad, dudar de todo. Por consiguiente, es necesario entender que los tiempos cambian, nada se mantiene inalterable, aquello que lo pretende, está condenado a desaparecer.
Lo mejor es apreciar este producto como algo nuevo, fruto del espíritu de nuestra época, quizás más descafeinada, pero que en conjunto consigue dar una brisa de novedad a una propuesta que parecía haber tocado techo y había pasado a formar parte de los clásicos que se exhiben en las filmotecas.