Opinión
Deporte de masas
El fútbol es uno de los deportes más populares del mundo, no existe ningún lugar en el planeta en donde no se conozcan a sus principales conjuntos, selecciones y a sus jugadores más destacados. Varios equipos cotizan en bolsa y se manejan como si fueran grandes empresas. Debido a su forma de manejarse, este pasatiempo, se ha vuelto una franquicia por la cual, las principales cadenas televisivas, pagan grandes sumas de dinero. Su promoción comercial le permite conseguir ingentes ingresos, viéndose reflejados en los sueldos que llegan a pagar a los jugadores profesionales. Tiene sus propias normas y es supervisado por la FIFA, un ente supranacional que se encarga de velar por el buen hacer de sus miembros.
Asimismo, existe mucha gente que sigue este juego. desde el humilde complejo deportivo, hasta el estadio más famoso, los sentimientos que motivan son variados, generando en sus seguidores una serie de intereses que los hacen alentar a ojo cerrado a sus estrellas, este impacto (dentro de la masa), hace posible que transcienda más allá del campo deportivo, siendo, muchas veces, el centro de una serie de conversaciones que se convierten en parte del día a día del ciudadano de a pie.
Muchos dan por sentado que el fútbol nació tal como se lo conoce en la actualidad. Sin embargo, cuando surgió en Inglaterra se caracterizaba por ser elitista, en donde un grupo de personajes se encargaban de marcar las pautas de su práctica. Esto sucedió en el siglo XIX (una centuria marcada por los cambios sociales).
En este contexto se sitúa la miniserie «Un juego de caballeros» (The English Game, Julian Fellowes, Netflix 2020). Esta producción nos expone los inicios del balompié: como fue tomando forma, como se comenzó a reglamentar y el papel que jugaron los miembros del colegio Eton en sus comienzos, así como sus temores de que les fuera arrebatado y dejara de ser su deporte para pasar a ser popular, contraviniendo el espíritu fundador de ese pasatiempo. Por eso se ve la división en su interior, unos en aras de abrir las puertas a la profesionalización y otros en que siguiera siendo un deporte amateur.
La miniserie, de seis capítulos de duración, toma a personajes que existieron: Arthur Kinnaird, Fergus Suter, Jimmy Love, entre otros, y les da tintes de ficción, los dibuja como arquetipos que jugaron un papel fundamental para encumbrar un pasatiempo, practicado por aficionados, a ser una actividad remunerada.
Si bien, el eje narrativo es el fútbol, lo esencial dentro de la obra son los sucesos anexos, la lucha de clases que tenían lugar durante ese siglo, y la marcada desigualdad que existía en Inglaterra, en donde unos cuantos ostentaban riqueza y la mayoría pasaba necesidades, es así que a menudo existían pugnas, entre los dueños de las empresas y los trabajadores.
Luego de visionar esta realización nos queda claro que por medio del deporte las distintas clases sociales podían verse como iguales, mostrando que, la rencillas quedaban de lado durante los encuentros, es decir: el fútbol se convierte en el hilo unificador de las diferencias para alzarse como un dispositivo de unidad que no conoce de clases sino, más bien, de entusiasmo y apoyo.
Mitchel Ríos