Opinión
La voz del pueblo
Ayer tocó salir a votar, tengo interiorizado que es la única forma de hacerle frente a aquellos que nos quieren retrotraer décadas, echando al contenedor de los desechos los avances conseguidos. Durante la fiesta de la democracia mi voto tiene el mismo valor que los que se creen dueños del país.
Algo que ha marcado esta temporada electoral ha sido la poca información. Algunos de los candidatos durante la campaña se dedicaron a soltar datos falsos, con el fin de confundir a la opinión pública, en lugar de centrarse en detallar su plan de gobierno.
Para esto, lamentablemente, se prestaron diversos medios de comunicación, dedicándose a decir lo que les salía de su inventiva. En ese sentido, soltaron bulos a diestro y siniestro, en lugar de ceñirse a hechos comprobados (es verdad cuando se afirma que el cuarto poder puede hacerte amar al opresor y odiar a quien vela por tus derechos).
Muchas veces era insoportable sintonizar las cadenas de noticias, todas remaban en la misma dirección, defendían al mismo candidato o, por lo menos, sus postulados, haciendo ver que la situación estaba mal y era necesario un cambio, cuando en realidad, si bien las cosas pueden ir mejor, estas no estaban tan mal como decían.
Es así como, cuando alguien les hacía notar sus errores, saltaban corporativamente los adalides de la libertad de expresión, en varios comunicados subrayaban el temor a perder el derecho de expresarse libremente, no era posible que alguien pudiera poner en duda la transparencia de su comportamiento, más aún cuando la mayoría son apolíticos.
Asimismo, estos comunicadores se quejaban por el papel aleccionador de cierto sector, olvidaban el papel que ejercían, de repente pensaban que sus palabras no influían en las personas, pues sus acciones van fundamentadas en el digno ejercicio de informar, no en el de inculcar determinadas ideas, ya que eso solo lo hacen los medios afines al sistema, no al revés.
Sé que determinados periodistas velan por sus intereses y por los de los dueños de los medios para los que trabajan, ellos no van a colocarse del lado de quienes van en contra de sus beneficios, que a la larga sirven para percibir sus emolumentos.
En tal sentido, la forma de alinearse del lado de uno de los candidatos fue lamentable, intentaron limpiar su imagen usando excusas tan pueriles como estúpidas (puedo aceptar muchas cosas, pero que se burlen de mi inteligencia, no), era algo exprofeso, quiero creer que no hubo quien comprara ese discurso, aún tengo fe en mis conciudadanos.
Se dice que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero la de un pueblo manipulado por los medios, ¿sigue siendo la voz de Dios?
Ayer, cuando deposité mi voto, confiaba en que saliera elegida la opción que vela por nuestros derechos y por nuestro bienestar. Con la conciencia tranquila salí del colegio electoral, había hecho mi parte, aunque escuché que alguien comentaba que la democracia era un engaño, a pesar de esas palabras, yo sigo creyendo en ella.