Opinión

Un fin más

La plaza de la ciudad se preparaba para recibir el año, el cielo nublado indicaba que, probablemente, llovería. Los viandantes se movían como autómatas, algunos en dirección a la avenida principal, otros, a las calles colindantes.
Los encargados de velar por el orden se dedicaban a indicar hasta que hora la gente podía deambular por ahí, ya que a eso de las ocho de la tarde tendría que prepararse todo para que las principales cadenas de televisión cogieran sus posiciones para adentrarnos en el nuevo año.
No tenía planificado ir a la plaza, pues casi siempre había mucha gente que quiere acceder, no obstante, existía una leve posibilidad de que no fuera así, a pesar de esto no lo tenía claro, ya que, para ello, tendría que estar haciendo cola desde varias horas antes de las doce de la noche.
Por los altavoces del metro indicaban que la estación central quedaría cerrada por la tarde. El número de gente, por estas fechas, se incrementaba de tal modo que solía generar caos, en el mejor de los casos, en el peor, se producirían aglomeraciones que devendrían en hechos lamentables, por este motivo no exponían a los usuarios a peligros superfluos.
Como estar esperando no era mi fuerte, dudaba en tener en cuenta esa opción. Probablemente recibiría el próximo año durmiendo, pues no tenía nada de especial trasnochar, por eso lo mejor sería estar en manos de Morfeo cuando se hiciera presente, en alguna oportunidad lo hice y no me fue tan mal.
Sin embargo, a pesar de los cuidados, siempre terminaban generándose aglomeraciones, los seres humanos, en ocasiones, somos problemáticos, complicamos las cosas, obviamos las indicaciones y queremos ir por libre, aunque esto genere inconvenientes a los demás, por la razón o por la fuerza se tiene que hacer lo que quiero, pensará aquel que se salta todos los dispositivos.
Sin tenerlo planificado, terminé en un restaurante coreano, casi siempre pasaba por su puerta, pero estaba abarrotado. Al entrar me sorprendió, pensé que era pequeño, pero era un lugar amplio, me senté cerca de la entrada, disfruté del momento.
Poco a poco la gente comenzó a retirarse, disminuyendo el número de transeúntes de manera exponencial, de pronto tendrían que ir a preparar todo para el año nuevo o, simplemente, finalizarían su paseo por la zona centro.
Comenzó a atardecer, en invierno por estos lares oscurece temprano, en esta temporada siento que estoy en un lugar distinto, solo tengo ganas de meterme en cama, dormir, hace frío.
No todos hacen compras, algunos solo van de observadores, a llevarse un recuerdo visual de la ciudad.
Al final me decanté por ir a alguno de los bares de todos los días, dejé de lado lo de dormir, así como ir a la plaza principal, acerté con que sería imposible ingresar. Además, daba igual, aunque no fuera junto al reloj de las doce campanadas, lo haría en un lugar en el que me siento a gusto, al lado de gente que me hace sentir en casa.

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