Opinión

Amedrentados

En los Smart tv, gracias a Internet, no solo se pueden seguir las noticias locales, también las de algún lugar en el extranjero, para poder hacer un parangón entre las realidades (ver si coinciden o son distintas).
Un día de tantos, caí en una transmisión −no recuerdo el nombre del lugar−, en donde cada noticia era más deprimente que la anterior, centrándose en mostrar incidentes sangrientos, como si no hubiera más hechos que hicieran agradable la vida de esos ciudadanos. Tras esta andanada de informaciones negativas de muertos, secuestros y extorsiones, se podía pensar que la cosa no empeoraría, pero venía otra dosis de reseñas en las que el panorama no mejoraba.
Me sorprendía la forma calmada en la que los comunicadores se dirigían al espectador, no se indignaban por la violencia palpable, más bien continuaban con su labor sin alterarse, como si fuera algo normal, como si estuvieran comentando que a alguien le hubiera tocado la lotería.
Probablemente, en aquel lugar, intentan que sus ciudadanos vivan temerosos, ya que, entre líneas, le dicen al televidente: Todo esto que ves en pantalla te puede pasar, ten cuidado y céntrate en ti, no en otros asuntos, pues lo demás es lo menos importante.
Por este motivo pintan un panorama aciago, en el que no hay cabida para dar buenas nuevas, pues el emitirlas sería ir en contra de su línea editorial, además no encajaría en su argumentario dantesco, al mostrar la cara más agradable del lugar, la gente podría creer que no todo es malo y que existe la posibilidad de que la vida sea halagüeña.
El sistema que impera en aquel país se sirve de los medios de comunicación para tener ciudadanos resignados, deprimidos por las condiciones en las que deben subsistir, evitando con esto que se centren en la corrupción que impera, pues tienen otras preocupaciones, como la poca seguridad en las calles, que les muestran en pantalla un día sí y otro también.
Así pues, en este contexto los malos políticos pueden hacer de las suyas, ya que tienen a la opinión pública enfocada en lo que ellos quieren.
Además, si el panorama es oscuro, no hay nada agradable y el peligro ronda por todas partes, no sé con qué cara los encargados de vender la imagen de ese país al extranjero, para atraer el turismo y las inversiones, mienten descaradamente en sus campañas publicitarias en las que pintan a su país como el paraíso en la tierra. Por este motivo deberían ser claros e indicar que ese lugar no ofrece las condiciones mínimas de seguridad, deberían mostrar su realidad, tal cual se la presentan a sus pobladores y decirles a los turistas (foráneos) que podrían ser secuestrados, asaltados, extorsionados y en el peor de los casos, asesinados.
Tras ver esas noticias, los conductores se despedían deseando una buena jornada al televidente y que lo esperarían al día siguiente, si Dios quiere. Menudos jetas −me dije−, te dicen que te pueden robar, secuestrar, matar y por encima te expresan buenos deseos. Basado en lo que echaban en pantalla, yo no saldría a la calle, me quedaría pertrechado en casa, atento a protegerme ante los distintos peligros que podrían cernirse en mí. Por suerte, si bien el sitio en el que vivo no es perfecto, por lo menos, no sufre las calamidades de aquel lugar, en cierto modo, me hace valorar lo que tengo y ver que si estoy jodido hay otros que lo están más.

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