Opinión

Entre redes y otros lares

Un día cualquiera a primera hora de la mañana, en un bar anónimo, todos se preparan para empezar la jornada. La mayoría está sumida en sus asuntos y, de repente, alguien entra preguntando: ¿Tiene Wifi?, si la respuesta es afirmativa la persona entrará y si es negativa, lo más probable es que pase de largo y siga en su particular romería por encontrar un sitio que le brinde ese servicio.
Todos nos habremos topado alguna vez con un meme, término prestado de la biología para definir, en el lenguaje, a la mínima unidad de información. Para su composición se utiliza una imagen, se sabe que una vale más que mil palabras, y una leyenda para dar sentido a la interpretación de la misma, ambos referentes nos ofrecen un concepto. Estos medios de comunicación abundan en las distintas redes sociales de Internet.
Uno de ellos, que llamó mi atención, estaba compuesto por la imagen de un teléfono antiguo con marcador rotatorio, interruptor y auricular, acompañada por la frase: Cuando el teléfono estaba atado a un cable, los humanos éramos libres.
Este mensaje representa, en cierto modo, lo que sucede en la actualidad. Todos, o la gran mayoría, vivimos pendientes de nuestros móviles, queremos estar al día de lo que sucede en el mundo, por eso la necesidad de estar conectados. Nos han creado una dependencia que antes no teníamos.
No es difícil rememorar la época en la que no estábamos comunicados como ahora y debíamos buscar un teléfono, solían ser públicos, a veces encontrarlos era difícil, en especial cuando solo había uno a varios kilómetros a la redonda. En la actualidad podemos hablar con quién queramos y contactar en cualquier momento, también tenemos acceso a todo tipo de información, existen infinidad de textos e imágenes.
Y en referencia a la información con la que podemos encontrarnos, circula el video de una muchacha que se aprecia sumamente compungida, al parecer el perfil que se creó en una red social fue baneado y, por consiguiente, cerrado. En un tono dramático explicaba que era una injusticia, ella no había hecho nada como para ser echada de ese modo, esa forma en la que estaba siendo alejada de sus seguidores era un atropello, de tal modo que la estaban empujado a una vida que detestaba. Ver a esa chica llorando por la situación en la que se encontraba, me resultó ridículo, no puedo entender como alguien centra su existencia en un entorno así, a tal punto de llegar a apenarse, agobiarse, por algo que nace y muere en un espacio alejado del mundo real. El video quizá se hizo para ser mostrado a sus seguidores o, en su defecto, que llegara a manos de uno de los encargados de la red social y le conmutara la pena. Lamentablemente, este no es el único video de este estilo, hay otro, el de una chica conocida por subir archivos en donde mostraba su modo de alimentarse, en base a una dieta vegana, en todos ellos recalcaba que la peor opción era consumir cualquier tipo de carne, al parecer era famosa, miles seguían sus consejos. Sin embargo, durante una cena fue grabada degustando un plato preparado a base de pescado. Las imágenes se hicieron virales, dejando su prestigio por los suelos. Ella, para hacer sus descargos, se grabó haciendo unas declaraciones, reconocía haber consumido carne, pero tenía una explicación, lo hizo por su salud, necesitaba proteínas, los médicos la habían conminado a ello, no fue por su propia voluntad, no obstante, esto iba en contra de todo lo que profesaba. Esta muchacha no fue expulsada, en cambio, perdió la confianza de sus seguidores, su credibilidad se volvió nula.
En nuestros días la red de redes está en todas partes gracias a la tecnología que poseemos, existe gente que no puede vivir sin ella, se sienten castrados si no pueden acceder a sus dominios para estar comunicados. Esa sensación les agobia, haciéndoles perder de vista lo que tienen delante, porque a pesar de su imperfección siempre tendremos el mundo real, algunas veces puede ser frío, pero estará siempre ahí, cada vez que desconectemos.

Mitchel Ríos

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