Opinión

Una grata experiencia

De todos los eventos que se celebran en Madrid, la Feria del Libro se destaca por reunir a un gran número de gente. Situada en el Parque del Retiro, su disposición al aire libre hace de ella un lugar especial. Una de las tantas atracciones que posee es la gran cantidad de puestos, cada uno de distintas editoriales y se puede encontrar libros de diversas temáticas, algunos nos pueden llegar a sorprender, nos podemos topar con verdaderas joyas.
El ambiente en este entorno es ameno, desde la entrada se advierte el cuidado puesto en montar las diversas casetas para ofrecer una grata experiencia al público. Para ello proporcionan infografías, mapas con la programación, el despliegue suele estar al nivel de la exposición.
A este tipo de espacios me gusta ir temprano, suelo ir caminando, en el trayecto recorro el paseo del Prado hasta llegar a la Fuente de Cibeles, luego subo hasta la Puerta de Alcalá, pasando por el edificio del ayuntamiento madrileño, en esta ocasión me equivoqué de acceso, la emoción me pudo, me di cuenta cuando no percibía evento alguno, después de recorrer un trecho deduje que debería tomar otro camino para llegar, no obstante, no todo fue malo, por lo menos pude escuchar a un saxofonista, tocaba bien, no pude reconocer la melodía que interpretaba, no soy un melómano, no tengo buen oído para la música. Pasé por jardines arbolados, algunos son enormes, a veces, uno se queda perplejo con la vista, mientras recorría el camino pensaba en lo agradable del paseo.
Usualmente me gusta estar antes de las once por lo menos, así se puede recorrer tranquilamente el lugar, apreciar la oferta, acercarse a las casetas, hojear los libros y conversar con los encargados de cada una de ellas. Me gusta evitar las aglomeraciones, suele ser incomodo moverse o acercarse a los puestos de venta, incluso —no siempre— se suelen producir pugnas para comprar libros, una vez me ganaron uno por puesta de mano, fui lento, cuando reaccioné tenía dueño, en ese momento me resigné, no era para mí.
En esta ocasión, a la entrada, había fotografías de grandes dimensiones colocadas a un lado de los estands, estas eran de Rumanía, alguien comentaba que era un buen lugar para visitar, por las fotos expuestas se podría decir que era así, más adelante me enteré que era el país invitado este año.
Al adentrarme en la feria esperaba comprar algún libro, no fui con un título en especial, estaba abierto a cualquiera. Me acerqué a varios puestos, durante el recorrido pude notar la formación de algunas colas para la firma de libros, algunos autores estaban colocando su rúbrica en sus obras.
Este es uno de los mejores aspectos de esta feria, el acercamiento de los escritores a los ciudadanos de a pie, se puede conocer a esas figuras que, para algunos, son simples abstracciones, se puede intercambiar impresiones de libros leídos, además de recibir recomendaciones para adentrarse en determinados temas, a mí en una ocasión me recomendaron la lectura de un libro, sencillamente fue enriquecedor. Esa cordialidad que demuestran hacia sus lectores, de esa manera se los puede conocer, estrechar su mano y observar que no son tan diferentes al resto de los mortales, simplemente son personas que saben plasmar sus ideas en palabras y, gracias a ello, consiguen expresar sus inquietudes, demostrando una sensibilidad especial. Al conversar con ellos dejan de ser una idealización y se convierten en entes reales, en entidades de carne y hueso.
También se puede asistir a charlas, ver entrevistas, escuchar ponencias, suelen ser bastante esclarecedoras. Asistir a ellas no es tiempo mal gastado, en una ocasión hubo un encuentro de periodistas, sus modos, palabras y aportaciones eran interesantes, haciendo con todo ello un buen coloquio, después de concluido, repartieron hojas informativas, en donde se podía leer, punto por punto, los asuntos expuestos, uno termina enterándose de temas que de otro modo no se hubiera podido.
La gente comenzó a abarrotar el lugar, por suerte estaba concluyendo mi ruta, me detuve en alguna caseta más, me obsequiaron con varias revistas, las guardé en la mochila, estaba a punto de llegar al último stand, compré algún libro más, antes de regresar a casa pensaba en lo invaluable que es estar en un lugar como este.

Mitchel Ríos

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