Opinión

Una mala toma

El fin de semana asistí a una presentación de arte, a una de tantas que hay en Madrid. Uno suele ir a estas galerías, para pasar un día distendido y apacible; buscando dejar de lado la semana atareada, evadirse de todo, salir del espacio común de todos los días, con estas ideas uno se acerca a estos espacios, es gratificante ver en vivo piezas que de otro modo las veríamos en libros, la mayoría de veces que voy a estos eventos mis expectativas terminan siendo superadas.
Esperaba asistir como de costumbre, entrar, leer las infografías, centrarme en admirar las obras expuestas. La experiencia de esos días fue entorpecida por aquellos que aspiran a inmortalizar su visita, un momento que será irrepetible. Con el auge de la tecnología la gran mayoría de asistentes a este tipo de exhibiciones, poseen equipos capaces de tomar buenas fotografías, por eso, no pierden la oportunidad de hacer gala de ello, sacan a relucir el fotógrafo que llevan dentro, tratando de guardar testimonio de todo lo que observan. Al inicio no me percaté de ello, tampoco presté demasiada atención, siempre se ve a gente tomando imágenes, es lo normal, en todos los lugares como este siempre habrá alguien haciéndolo, pero deja de serlo cuando ves a grupos de diez o más intentando hacer lo mismo, dejando de lado el disfrute de la obra de arte —del que hablan los artistas—, en pos de un archivo para el recuerdo. No estaría mal que regulen el uso de los dispositivos.
Pasaba de una sala a otra y la escena se repetía, impidiendo que uno pudiera ir tranquilamente, estas personas dejan de disfrutar del momento, a veces las mejores imágenes son las que se guardan en los recuerdos, no las que se conservan en un portátil. Lo peor no es que tomen fotos, lo peor se da cuando no logran hacerlo al primer intento y tienen que hacer varias tomas para elegir una entre todas ellas, en algunas ocasiones pasan buen tiempo intentándolo, suele ser complicado tratar de leer una infografía estando a tres metros de distancia, esto solamente lleva a pensar que las personas se centran en su comodidad y olvidan la incomodidad que causan al resto, parece que no se dan cuenta y, si se dan, no les importa.
En nuestra sociedad se prefiere conservar imágenes de un atropello que ayudar a evitarlo. Hace poco vi en la televisión a un chico colapsando durante su participación en una maratón, a pesar de esforzarse, no pudo terminar la carrera, esto no es lo que sorprende, lo que si causaba indignación era la actitud de los espectadores, ninguno se dio la molestia de ayudarle, en su lugar, se centraron en conservar instantáneas del momento, tal vez si ayudaban, saltaban la valla de seguridad, terminarían echándola a perder, tuvieron que pasar varios minutos para la llegada de los servicios de emergencias, lo subieron a una camilla y lo llevaron a urgencias, en su estado no se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Considero que aquellos espectadores no pudieron dormir tranquilos esos días, una persona pudo haber muerto a causa de esa desidia mostrada, cuando hacer una fotografía es más importante que una vida humana, algo no está yendo bien, es necesario replanteárselo, no se puede anteponer a cosas más importantes.
En la exposición se mostraban carteles realizados por grandes artistas franceses, me posicioné para ver una de las imágenes, cuando quise ir a la siguiente había alguien efectuando una instantánea, no quise interrumpirla, me la salté y seguí viendo la siguiente, de reojo me fijaba en esa persona, estaba bregando para obtener una buena imagen, pero, los carteles estaban cubiertos por un vidrio protector, todas las veces que intentó, se activó el flash, con seguridad puedo decir que el resultado sería una imagen oscura. Cuando estoy en estos lugares me gusta seguir el orden que indican para ver la exposición, las notas informativas suelen seguir un orden correlativo, a pesar de ello, uno puede ir por libre, pero se corre el riesgo de chocarse con gente que va en dirección contraria. La escena se repitió en las siguientes salas, los afiches que pude ver de la mejor manera son contados, el lugar era pequeño, quizás a eso se debía la impresión de que había más gente que de costumbre tomando fotografías, no diré el nombre de la exposición, simplemente espero que estas pequeñas cosas se regulen para tener una mejor experiencia, para poder perderse en esas obras de arte expuestas.

Mitchel Ríos

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