Reseña

Una simple afición

Llevo varios días sin encontrar una serie que cubra el espacio dejado por las que han ido terminando su temporada y otras que han puesto punto final a su historia. A pesar de la gran cantidad de oferta, porque nunca antes se tuvo acceso a tanto contenido, se me hace difícil encontrar una con la que consiga cierto nivel de empatía y, después, comenzar a visionarla. Ingreso al servicio de televisión bajo demanda y no logro encontrar nada de mi agrado. En el transcurso me centro en cinta que es un remake de otra serie que me gustó, es decir, técnicamente lo que me llama la atención de ellas es la nostalgia que me generan, no tanto así la novedad que ofrecen, pero, es una buena forma de pasar el tiempo libre, claro, si es que no surgen algunos inconvenientes en el camino, tener trabajo o, alguna que otra cuestión que no permita estar a gusto en casa.
No soy muy exigente, busco una realización que me entretenga y me haga olvidar, durante su visionado, los problemas o las situaciones incómodas que se pueden dar en el día a día. Para mí es una buena forma de desconectar. La ficción me abstrae y consigue divertirme, cuando me sumerjo en su trama, por un momento, puedo admirar mundos que no existen, ser participe de realidades paralelas, de escenarios posibles e imposibles.
Podría coger un libro, en lugar de estar en esta búsqueda infructuosa, pero estos días estoy bloqueado. A todos nos pasa varias veces en el año, eso de coger un texto y sentir que no nos enteramos de nada, pasar por los folios de forma mecánica es un acto inútil. Mi estado de ánimo condiciona la forma en la que recibo un escrito, si en un momento determinado no logra capturarme, por muy bueno que sea, perderá mucho y, lamentablemente, no lo volveré a coger más adelante.
Me gustaría poder leer un libro, y disfrutarlo, en cualquier circunstancia, sin embargo, no soy un lector que se jacte de ello, tienen que intervenir diversos factores para permitirme progresar con las palabras y el recorrido de la lectura. Esto me sucede en épocas malas, en las mejores, puedo coger varios libros, terminalos en lapsos relativamente cortos, continuar con más y no perder energías en el proceso, porque siento que estoy con la soltura para no perderme en el sendero al iniciar un libro. Por suerte no siempre tengo épocas malas y he leído de todo, tengo un gusto ecléctico. Cualquier libro que empiezo lo termino, si no lo concluyo me siento culpable, es una carga que me acompaña durante el transcurso de los días, me inquieta —es una sensación difícil de explicar—.
Seguiré buscando. Espero no decaer en el intento y encontrar una que me dé lo que preciso, sin embargo, también soy consciente que no será igual a las series que terminé de ver. El problema se da cuando disfrutas producciones que están bien elaboradas, tienen una buena historia y sus actuaciones están a la misma altura, por ese nivel de exigencia hacen parecer al resto como obras menores. No pido que todas tengan el mismo alcance, eso sería imposible, hay de todo y para todos los gustos, la oferta es variada. Alguien me puede decir que vea de nuevo los capítulos de las producciones que concluyeron, sin embargo, no me van a causar esa sensación que produce la novedad.
Estoy sondeando una serie que me abstraiga, me entretenga y me haga pensar, me deje ideas que luego debatiré con los colegas, mi pareja o, simplemente, conmigo.

Mitchel Ríos